CIUDAD DEL VATICANO, (EFE).- Benedicto XVI ha afirmado que la fe y la caridad están íntimamente unidas, que una fe «sin obras es como un árbol sin frutos» y que no se puede dar prioridad a una en detrimento de la otra, «ya que para una vida espiritual sana es necesario rehuir tanto el fideísmo como el activismo moralista».
El Pontífice así lo ha manifestado en su Mensaje para la Cuaresma 2013, que tiene como lema «Creer en la caridad suscita caridad.
Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en Él», presentado hoy en el Vaticano por el cardenal Robert Sarah, presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum», el organismo de la Santa Sede que se encarga de distribuir la caridad del Papa.
En su mensaje, el Obispo de Roma señaló que la Cuaresma es una ocasión propicia para meditar sobre la relación entre fe y razón, entre creer en Dios, «el Dios de Jesucristo», y el amor que es fruto de la acción del Espíritu Santo.
También señaló que la fe muestra a los hombres que Dios nos ha dado a su Hijo y suscita la firme certeza de que Dios es amor.
«El amor es una luz -en el fondo la única- que ilumina constantemente a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar y todo ello nos lleva a comprender que la principal actitud característica de los cristianos es precisamente el amor fundado en la fe y plasmado por ella», escribió.
El Papa teólogo añadió que la fe es conocer la Verdad y adherirse a ella y la caridad «caminar» en la Verdad y que por ello nunca se puede separar u oponer fe y caridad y menos hacer hincapié en la prioridad de una sobre otra.
«No se puede dar prioridad a la fe y casi despreciar las obras de caridad reduciéndolas a un humanitarismo genérico y tampoco se puede sostener una supremacía exagerada de la caridad y de su laboriosidad, pensando que las obras puedan sustituir a la fe. Para una vida espiritual sana es necesario rehuir tanto el fideísmo como el activismo moralista», aseguró.
El fideísmo es la tendencia teológica que insiste especialmente en la fe, disminuyendo la capacidad de la razón para conocer las verdades religiosas.
Benedicto XVI advirtió asimismo de que muchas veces se tiene la tendencia de reducir el término «caridad» a la solidaridad o a la simple ayuda humanitaria, cuando -precisó- la «mayor obra de caridad es precisamente la evangelización».
El papa aseguró que «ninguna acción es más benéfica» y, por tanto, caritativa hacia el prójimo que hacerle partícipe de la Buena Nueva del Evangelio, introducirlo en la relación con Dios.
«La evangelización es la promoción más alta e integral del ser humano», escribió el papa, que insistió en que una fe sin obras «es como un árbol sin frutos».
En referencia a la Cuaresma, Benedicto XVI dijo que este tiempo de preparación a la muerte y resurrección de Cristo invita al cristiano a alimentar la fe escuchando con más atención y de manera prolongada la Palabra de Dios y participando en los sacramentos y, al mismo tiempo, a crecer en la caridad, en el amor a Dios y al prójimo.
El Pontífice también exhortó al ayuno, la penitencia y la limosna.
El Mensaje papal es la antesala de las actividades del Pontífice durante la Cuaresma. El próximo 13 de febrero se trasladará a la colina romana del Aventino para presidir los ritos del Miércoles de Ceniza, que abren el tiempo de Cuaresma.
Allí presidirá una procesión desde la basílica de San Anselmo hasta la cercana de Santa Sabina, donde impondrá y recibirá las cenizas.
El domingo 17 de febrero, Benedicto XVI se retirara durante una semana en ejercicios espirituales, que celebrará, junto a los cardenales de la Curia romana, en la capilla «Redemptoris Mater», del Vaticano.
El retiro espiritual concluirá el sábado 23 de febrero. Durante esa semana no celebrará la tradicional audiencia pública de los miércoles.