Desde las primeras investigaciones iniciadas por el Ministerio Público en contra de la corrupción administrativa, el sentido común de la gente siempre vinculó al expresidente medina con los ilícitos cometidos por funcionarios de su Gobierno.
El problema estriba en que los presidentes cuando han ocupado la posición más cimera del Estado y la sociedad dominicana promueven la acumulación originaria de mucha de su gente mediante la sustracción del dinero del patrimonio nacional para contar con un suporte económico.
Pero los gobiernos de Danilo Medina superaron todos los referentes en lo que respecta a la sustracción del dinero del erario, ya que se trata de un asunto sumamente alarmante.
En estos casos no se habla de centavos, sino de miles de millones de pesos que han ido a parar a los bolsillos de los exfuncionarios peledeístas, cuyas acciones no excluyen a las administraciones de Leonel Fernández, presidente ahora de la Fuerza del Pueblo.
Una de los detalles que llaman a la atención en estos casos es la desfachatez de los partidos que han tenido el control del Estado y que no han exhibido la más mínima cordura y comedimiento para apropiarse del dinero público.
A este respecto, el país vive un buen momento, porque independientemente de las acusaciones descaradas del PLD de calificar las investigaciones de parcializadas, la sociedad sabe muy bien cuáles han sido sus andanzas en perjuicio de los fondos públicos nacionales.
A Danilo Medina le conviene, si realmente él se considera inocente, renunciar a la inmunidad que disfruta como diputado del Parlamento Centroamericano y ponerse a la disposición de la justicia para que sus palabras tengan algún nivel de credibilidad.
De otra forma, el pueblo sabe que él no habla la verdad y nadie puede proclamar que el dinero robado es un invento de la Procuraduría General de la República.
Las investigaciones del Ministerio Público están muy bien avaladas y sustentadas, lo cual representa una carga muy pesada para los que arguyen persecución política en los casos que ya entran en su fase final para recibir una condena por los hechos cometidos.
Danilo Medina evidentemente parece ser el próximo objetivo del Ministerio Público y ello tiene todo el asidero lógico del mundo, porque nadie puede explicar por qué el presidente no paró a una asociación de malhechores que operaba desde los rincones más íntimos de su hogar y del Palacio Nacional.