Róterdam, Países Bajos.-Los millones de contenedores que las grúas descargan cada año en Róterdam lo convierten en el mayor puerto de Europa, pero la ciudad holandesa se ha convertido a pesar suyo en una de las puertas de entrada de la cocaína en Europa.
El problema se volvió «cada vez más grande estos últimos años», reconoce Ger Scheringa, un responsable de aduanas del puerto, que comparte ese triste privilegio con el puerto de Amberes en Bélgica.
En 2021, las autoridades interceptaron un récord de 70 toneladas de cocaína, un 70% más respecto al año anterior, subraya a la AFP Scheringa, encargado del equipo que recupera la cocaína incautada.
Róterdam fue uno de los principales puertos usados por el «super cartel» radicado en Dubái cuyo desmantelamiento fue anunciado por Europol a finales de noviembre.
El cartel suministraba un tercio de la cocaína consumida en Europa.
Por lo general, la droga está escondida en contenedores y a veces, en aperturas situadas debajo de la línea de flotación de los barcos, de donde los buzos la extraen.
Explicar el motivo del aumento de la llegada de cocaína es una «cuestión delicada (…) Parece que hay muchos compradores en Europa», explica Scheringa. «Si hay demanda, hay suministro», añade.
El responsable de aduanas subraya que se tomaron muchas medidas para impedir la llegada de la droga.
Pero al mismo tiempo admite que no «sabe si realmente existe una solución a este problema» mientras la gente siga consumiendo cocaína.
– Contenedores de Latinoamérica –
En verano, el alcalde de Róterdam, Ahmed Aboutaleb, lamentó que la ciudad estaba ahogándose «en cocaína» y condenó la intensificación de la violencia.
Entre otros, propuso que se controlasen todos los contenedores procedentes de América Latina.
El mayor reto es «encontrar un equilibrio entre la rapidez logística» y el control de todos los contenedores que llegan, explica Scheringa.
Los criminales usan procedimientos muy estudiados para llevar la droga al puerto y recuperarla. Muchas veces, dependen de informaciones internas, explica Romilda Schaad, especialista en drogas de la policía portuaria.
En la zona que controla, hay decenas de miles de contenedores alineados en varias terminales. Localizar la droga requiere tener informaciones precisas, explica.
Es como «buscar una aguja en un pajar», declara a la AFP mientras muestra unos mapas en su computadora.
Según los fiscales, las mulas son en su mayoría jóvenes del sur de Róterdam, una zona desfavorecida. A veces, pasan varias noches en «contenedores hoteles» equipados con víveres y cobertores y situados cerca del lugar donde está previsto que llegue el cargamento de cocaína.
La desplazan entonces en otro contenedor que tiene menos posibilidades de ser controlado.
En 2022, las autoridades detuvieron a 70 personas dentro del recinto del puerto por delitos relacionados con la droga. Entre ellos había miembros de organizaciones criminales, pero también empleados de distintas instituciones, según Scheringa.
La fiscalía detuvo a una agente de aduana a inicios de diciembre por sospechas de corrupción y supuesta participación en el tráfico de drogas duras.
La actividad puede generar hasta «100.000 euros [cantidad similar en dólares]», subraya Scheringa.
«Si dice sí una vez, ya no puede decir que no (…)», lamenta Schaaf.
– Dinero fácil –
Para hacer frente al problema, la aduana ha puesto una serie de medidas en marcha: más controles, programas de sensibilización a la corrupción para los empleados, relaciones con los países «de origen» y penas más duras para las personas que entran ilegalmente en el recinto.
Antes de que un control se lleve a cabo, se analiza el riesgo de que contenga cocaína. Algunos contenedores serán escaneados y registrados con la ayuda de perros.
También hay grupos de buzos, que ayudan a inspeccionar algunos barcos.
La automatización de algunos terminales permite también limitar la corrupción, subrayan los responsables.
Un abogado y un periodista fueron asesinados respectivamente en 2019 y 2021 por haber ayudado a procesar un capo de la mafia.
Estos dramas relacionados con el tráfico conmocionaron a los Países Bajos y convencieron a las autoridades a invertir más en la lucha antidroga.
«Ese es realmente el objetivo, garantizar que la gente pueda tener seguridad y que ningún político, abogado o periodista especializado en asuntos criminales tenga que estar bajo protección reforzada (…)», dijo Schaaf.