El recurso de la nostalgia

Soy matrícula 69-5877 y quiero decir que los estudiantes tienen razón al querer que se mantenga el carácter popular de la UASD y mucho más, por mantener la enseñanza superior, casi gratuita, lo que es una conquista por la que pelean los universitarios de casi toda Latinoamérica.

Pero el método de lucha de los estudiantes de la UASD no funciona. Lucen ingenuos ante las técnicas de contrainsurgencia que emplean oficialistas y quienes sueñan con privatizar ese portento de negocio que sería la UASD en manos de un grupo económico. La emotividad de los grupos estudiantiles facilita la acción de provocadores que con su radicalismo promueven la indiferencia de la familia universitaria.

Las autoridades no tienen razón al enfrentar a los estudiantes que debieran ser sus aliados en la lucha por mantener y mejorar las conquistas del movimiento renovador.

¿Y es imposible que estudiantes, autoridades, profesores y empleados sean una sola familia hoy para luchar por lo que le corresponde?

O no se dan cuenta o apoyan el pacto del gran capital con los gobiernos, el mismo que no incluye a la súper poblada UASD y que explica la insostenible justificación de las ‘ayudas’ y ‘donaciones’ oficiales a universidades privadas, cuya esencia es negociar con el conocimiento.

Amé y amo la UASD, milité en el BRUC, viví sus luchas, en las que participábamos todos como una familia que hacía ‘vida universitaria’. Un buen día nuestros dirigentes nos hicieron entender que debíamos hacer diligencias para que nos aumentaran el presupuesto y fuimos a las calles por más de un año, luchamos por el “Medio Millón a la Universidad”, como rezaba el slogan.

Marchábamos todos juntos, autoridades, profesores, empleados y la masa de estudiantes, que no éramos tantos como hoy. Nos reprimían pero ganamos simpatías en la sociedad.

La gente nos quería y protegía, los medios nos apoyaban, los vecinos nos escondían de los ‘cascos negros’ en las humildes casas de los barrios y en las de la clase media de Gazcue, cuando huíamos de sus macanas.

Hicimos cientos de días de marchas de toda la familia universitaria, y si bien no vencimos el troglodismo de los 12 años de Balaguer, si logramos sensibilizar a la población de la real necesidad de un aumento presupuestario para la UASD. Y finalmente alguien nos aumentó el presupuesto porque éramos todos, era la familia universitaria.

¿Y es imposible que estudiantes, autoridades, profesores y empleados sean una sola familia hoy para luchar por lo que le corresponde?  Que hacer sino usar el recurso de la nostalgia y gritar con los dientes apretados: “Medio Millón a la Universidad”.