El tabaco es, además, la causa de unos 7 millones de muertes al año (5,1 de hombres y 2 de mujeres), y casi 900.000 de ellas son por culpa del humo de terceras personas, de acuerdo a los datos de la sexta edición del informe «El Atlas del Tabaco», elaborado entre la Asociación Americana del Cáncer (ACS) y la organización de salud Vital Strategies.
La gran mayoría de los fallecimientos (un 80 %) se producen en los países de ingresos medios o bajos y, en total, en el mundo hay 1.100 millones de fumadores.
«En países como Indonesia casi el 90 % de la población podría estar expuesta al humo de otras personas», apuntó durante la presentación del informe Neil Schluger, coautor del documento, en Ciudad del Cabo, donde se celebra el foro.
El estudio hace hincapié, además, en cómo las grandes compañías tabacaleras apuntan deliberadamente a los países menos desarrollados para maximizar sus beneficios, aprovechando la falta de regulación y su capacidad de influir en los gobiernos, agricultores y sectores de población vulnerable.
«África y Medio Oriente están en un punto de inflexión para evitar cifras de epidemia», señalaron los responsables de la decimoséptima edición de la WCTOH, que copatrocina la Organización Mundial de la Salud (OMS), en un comunicado.
En el área de África Subsahariana, el consumo se incrementó un 52 % entre 1980 y 2016, gracias a estrategias de mercado agresivas y al crecimiento poblacional.
«El Atlas del Tabaco» fue uno de los asuntos centrales de la segunda jornada de la WCTOH, que se desarrolla hasta mañana en Ciudad del Cabo (suroeste) como el principal foro de su tipo a nivel mundial.
Impulsada por la OMS y otras instituciones dedicadas a la salud y la investigación, por ella se estima que pasarán unos 2.000 participantes de más de un centenar de países, entre científicos, profesionales de la salud, funcionarios, legisladores y organizaciones civiles de más de un centenar de países.
Durante esta jornada también se abordaron otros asuntos como la regulación impositiva, los efectos en la juventud, la relación entre el tabaquismo y otras enfermedades, como el sida y la tuberculosis, en los ambientes de bajos recursos, o el uso de sustitutos tecnológicos del cigarrillo tradicional.
Distintos expertos alertaron de los riesgos de que estas nuevas soluciones tecnológicas -como el quemador de tabaco iQOS de Phillip Morris- «inunden» el mercado sin que haya una legislación apropiada ni estudios suficientes para determinar su impacto en la salud.
«Tenemos una larga historia con las compañías tabacaleras con cosas como los cigarros con filtro y otros productos, que se anunciaron como más seguros pero de hecho no lo eran, así que la comunidad de control del tabaco está muy alerta y es muy consciente y verdaderamente quiere más investigación», explicó a Efe Kelly Henning, directora de Salud Pública en la Fundación Filantrópica Bloomberg (otra de las impulsoras del evento).
En coincidencia con la celebración del Día Internacional de la Mujer, la conferencia también lanzó un mensaje para pedir que la lucha contra el tabaquismo tenga perspectiva de género.
En el panel «Mujeres, desarrollo y control de tabaco», expertas en salud y tabaco recordaron que, dado que no hay mujeres en los altos órganos de decisión e investigación, se corre el riesgo de pasar por alto a la población femenina y sus problemas específicos.
Entre ellas, Lorraine Greaves, del Centro de Excelencia para la Salud de las Mujeres de Columbia Británica (Canadá), incidió en que la lucha contra el tabaquismo debe «evitar los estereotipos de género» que hacen que actualmente se haga «demasiado énfasis» en temas como la «salud del feto» para las mujeres, lo que las convierte en «vasijas reproductivas».
Por el contrario, para los hombres se usan razones como la imagen profesional y el trabajo.