En crisis peledeísta se aplica la expresión popular de que el que a «hierro mata a hierro muere».

El expresidente Leonel Fernández recurrió a lo que luego se convirtió en una cultura en la República dominicana y es el uso del arma que esgrimió su enemigo político a lo interno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Danilo Medina.

Esas mañas se institucionalizaron durante los gobiernos leonelistas, cuyas consecuencias fueron haber enriquecido a una serie de personajes de su entorno, como Félix Bautista, Víctor de la Rúa, Diandino Pena, Manuel Estrella, entre otros.

Esa forma de hacer política llevó a Leonel a montar en el país una Suprema Corte de Justicia a imagen y semejanza de lo que hoy es una cultura en el Estado dominicano, en el que se ha aprendido a usarlo sin ningún escrúpulo para favorecer a un grupo de políticos que van a la administración pública a llevarse entre sus garras todo lo encuentran a su paso.

Danilo, que fue parte de esa maquinaria aplastadora leonelista, aprendió muy bien la lección y ahora representa lo que envía el mensaje de que el que a hierro mata a hierro muere y  el exjefe de Estado es víctima de su propio discípulo.

El presidente del PLD amoló cuchillo para su propia garganta con Danilo Medina, quien ahora no sólo imita sus travesuras con el enriquecimiento de allegados políticos y familiares, sino que también utiliza  el poder en contra de su profesor con  las mismas  trampas usada por él y  que hoy hacen sufrir al expresidente.

Leonel ha llorado lágrimas de sangre en las primarias internas del PLD y parece que el sufrimiento no acaba, porque podría hablarse que Leonel tenga que recoger sus motetes e irse a probar suerte en la oposición con una serie de pequeños partidos que de todos no se hace uno.

Por su parte, su verdugo continúa su plan para dejarlo hasta sin respiración si fuera posible y de ese modo expulsarlo por la buena o por la mala del partido fundado por el profesor Juan Bosch para así  moverse a sus anchas.

Lo de Danilo no tiene limitantes porque es todo o nada y mucho mejor si tiene lejos a Leonel Fernández, de quien aprendió todas las malas  formas de hacer política en muchos países del tercer mundo.

En la actualidad la lucha entre Leonel y Danilo se trata del choque de dos fuertes maquinarias políticas dotadas de todos los recursos del mundo, el primero porque enriqueció a muchos que ahora le responden y el otro por controlar el Estado que le facilita todas sus maniobras sin miramiento para aplastar a todo el que se le ponga en el medio.

Leonel Fernández luce muy debilitado y en consecuencia pierde mucha de la credibilidad que tenía, cuya recuperación política no parece tan fácil a partir de que sus fuerzas dependen de un clientelismo y asistencialismo que no resiste mucho tiempo fuera del control de las arcas nacionales.

En cambio,   mientras Leonel se debilita, Danilo se posiciona en el control de todos los órganos del PLD y de  los comités Central y Político, cuyas conquistas van a continuar con la posibilidad de usar el patrimonio nacional para atraer a todo aquel compañero que  sólo busca  arroparse con la sombrilla del Estado y ser beneficiario de una contrata o un cargo en la administración pública.