Pedro Méndez dejó todo en el país y se fue a la Gran Manzana, donde labora en la academia de John McEnroe en el nivel de iniciación
Pedro Méndez, en un aparte de sus labores en la escuela de John McEnroe. (Fuente Externa)
Pedro Julio Méndez nunca se imaginó que su sueño estaría a la vuelta de la esquina. Llegar a Estados Unidos significó comenzar desde cero y más lejos de su familia.
Méndez, reconocido entrenador de tenis en la República Dominicana, arrancó en búsqueda de un mejor porvenir para él y su hijo de trece años. Con su maleta de sueños y sus ganas de trabajar llegó a la ciudad de New York.
Dejó a sus más de treinta niños y niñas que lo esperaban todos los días con el mismo fervor a las tres de la tarde en el Centro de Tenis del Parque de Este, academia que lleva su mismo nombre y que fundó hace 11 años.
Así como un inmigrante más, desde que arribó a la ciudad de los rascacielos, trabajó incansablemente hasta que una llamada le cambió su curso, la oportunidad que esperaba, llegó más temprano que tarde: Ingresar a la prestigiosa Academia John McEnroe.
“No esperaba que fuese tan rápido”, expresó Méndez a elCaribe mientras se paseaba por el pasillo principal de la Academia McEnroe. “Me dolió mucho, hasta llore, dejar a mi hijo, me costó tomar esta decisión, pero yo tengo un niño y tengo mi familia, no veía futuro para mi niño allá (República Dominicana)”.
Todo comenzó hace un año y medio, mientras estaba en Crotona Park, había llegado con un padre de una niña, a la cual le estaba dando clases de tenis.
“Allá andaba con un currículo en mi mochila, me gusto el lugar porque lo vi bien presentable, muchas canchas, un ambiente preparado, me recordé que tenía un currículo en la mochila, se lo di al joven de recepción y después entré al baño”, indicó.
Poco después, cuando salió del baño fue llamado por el gerente, Ron Nano, le preguntó acerca de lo que hacía en la nación dominicana y los atletas que había entrenado, poco después le ofreció que había una vacante disponible.
“Me ofreció trabajo a tiempo completo. Al mes, el gerente fue contratado a la Academia de uno de los mejores tenistas a nivel mundial como lo fue John McEnroe en la década de los 80”, dijo Pedro acerca del complejo tenístico que dispone de 20 canchas.
A pesar de que su ídolo desde que comenzó a jugar tenis a los siete años fue Björn Borg, siempre se preguntó cuál era el mejor sitio para entrenar en la ciudad de New York e indudablemente, era la Academia de McEnroe.
No pasó ni dos semanas, y Pedro Julio había sido llamado para formar parte de la mayor instalación de tenis y la que mayor repercusión ha tenido en New York en los últimos 30 años.
“Me siento muy feliz y agradecido con Dios porque llegué donde quería. He tenido la oportunidad de conversar con John, me llama por mi nombre, fue un tremendo jugador y me gusta la filosofía de su academia”, manifestó Méndez quien es parte de los 42 entrenadores que laboran allí.
Ahora, Pedro trabaja mayormente con los niños de iniciación, aunque de vez en cuando debe entrenar a atletas de alto rendimiento y de competición.
“Mantengo la misma filosofía de trabajo de cuando tenía en mi academia, de que todos pasen por mi mano y de que debemos sacar jugadores”, resaltó Méndez, quien trabaja en los programas de la academia, proyectos comunitarios, clases privadas y con niños especiales.
A diferencia de lo que ganaba el entrenador Méndez en dominicana (1,500 pesos mensual por cada niño), de los cuáles tenía 17 de 37 recibiendo clases gratuita, en estos momentos, la academia le paga 35 dólares por hora y recibe 45 dólares extra por clases privadas, mientras se desempeña como entrenador. Trabaja ocho horas al día, e inclusive hasta más y recibe distintas facilidades para él y su hijo.
“Estoy aquí pero como muchos otros entrenadores que estamos aquí tratamos de ayudar a nuestro país, mandando utilerías o consiguiendo becas. Solo me gustaría conseguir que no sigamos perdiendo talentos, que se haga un mayor esfuerzo y que se pueda invertir más en el deporte”, sostuvo.
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