Es el momento de erradicar la corrupción de las cooperativas de ahorros y créditos.

Por José Cabral

La corrupción es un fenómeno que lleva en la sangre el pueblo dominicano, por lo que es encontrada en todas y cada una de las actividades públicas y privadas del país.

La ocurrencia hace algunos meses del desfalco a la Cooperativa COOPHERRERA motivó que diversos sectores de la vida nacional advirtieran a las autoridades sobre la gravedad de lo que ocurre en el seno de la mayoría, por no decir todas, las instituciones sin fines de lucro de este tipo.

Sin embargo, la denuncia al respecto ha servido de poco, porque a pesar de que el propio presidente de la República, Luis Abinader, tocara el tema en una de sus ruedas de prensa, pero jamás se ha vuelto hablar del asunto.

Las cooperativas de ahorros y créditos son una fuente de sustracción del dinero de las comunidades que se han dado esta forma de organización para tener un desarrollo económico circular.

Las cooperativas de ahorros y créditos han tenido un desarrollo realmente impresionante, con carteras para préstamos que llegan a cantidades multimillonarias, pero lamentablemente quienes mayor provecho les sacan son los “tígueres” que se han apropiado de ellas.

Es una desgracia que ha impacto a las principales organizaciones de este tipo, pero los vagos que están al acecho para apropiarse de lo que no es suyo han hecho fiestas con ellas, fenómeno que no sólo es propio de las cooperativas, sino también de todas las instituciones que cuentan con recursos económicos cuantiosos públicos y privados.

Los ejemplos al respecto son numerosos, como la Cooperativa San José, La Altagracia, La Vega Real y podría decirse todas las demás, donde algunos «tiguerazos» han hecho fiesta con sus recursos luego de asaltar sus juntas directivas.

El asunto es mucho más grave de lo que cualquiera se puede imaginar, ya que para que sólo exista una idea del problema, hay que decir que los directivos de estas cooperativas que se mantienen en los cargos por décadas y se han dedicado, entre otros ilícitos,  a la ejecución de embargos inmobiliarios ilegales para de despojar de sus propiedades a muchos de sus miembros a través de mafias organizadas.

Además, se han dedicado a vender propiedades, cuyos adquirientes sólo tienen, por decir algo, una constancia anotada, pero el terreno adquirido no existe físicamente.

Es una diversidad de problemas que involucra a los que las dirigen, principalmente sus administradores y presidentes, quienes llevan décadas con el control de ellas con la mirada complaciente del Instituto de Desarrollo Cooperativo (IDECOOP), el cual es parte del problema y no de la solución de la distorsión denunciada, ya que el órgano regulador es cómplice del mismo.

Así como se oye, se prestan el dinero entre ellos, amigos y familiares, por lo que no hay uno solo que esté pobre.

Hacen todas las diabluras que nadie se puede imaginar y sobre eso hablé claramente en un trabajo anterior, por lo que planteo que se modifique la ley que las crea y que se prohíba que una persona ocupe la presidencia y la administración de estas entidades por más de un año

De igual modo las autoridades deben hacer una profunda investigación sobre cuál ha sido el comportamiento de sus directivos durante el tiempo en que han estado al frente de éstas.

Es un asunto que urge que se resuelva para evitar una estafa de una magnitud insospechada.