Opinión
¿Es la política una ciencia en la República Dominicana?
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Por Elba García
E incluso Juan Pablo Duarte llegó a decir que la política es la ciencia más pura después de la filosofía.
Y es ciertamente es así, sólo que cuando ésta se valora en República Dominicana parece que automáticamente cambia esa conceptualización, porque tal vez habría que decir que se trata de un instrumento salvaje para buscar resolver problemas muy individuales y personales.
La política es una ciencia porque tiene un método científico que conduce al conocimiento objetivo de los hechos políticos, ya que no sólo trata de valorar o legitimar ciertas formas de organización en este campo, sino también de describir la realidad social que la rodea.
Entonces, a partir de esta última premisa habría que decir que lo salvaje no puede ser científico y mucho menos social, porque la ciencia procura que las cosas tengan medidas, sino exactas, por lo menos lógicas.
La política en la República Dominicana no se rige por acciones que la conviertan en un mecanismo de solución de problemas, sino en una actividad salvaje y para causar daños más que bien y tener resultados particulares, lo cual le quita su carácter social.
En esa virtud, resulta difícil que en el país la política sea una ciencia, sino una vía para satisfacer necesidades personales sobre la base de una práctica que la distancian de esa condición.
De manera que, si la política es considerada una ciencia, habría que revisar lo que ciertamente es en la República Dominicana, donde la regla del juego cambia en esta materia y la misma es definitivamente autodestructiva y perjudicial para la sociedad en general.
Seria procedente preguntarse si existe alguna ciencia que sea más para promover el mal en vez del bien, por lo que el lector debe sacar sus propias conclusiones sobre la función de la llamada ciencia de la política en la República Dominicana.
La política en el país carece de las características generales que toda ciencia debe contener y es que sea: sistemática, acumulativa, metódica, provisional, comprobable, especializada, abierta y social, lo cual no pasa en el ejercicio de la misma en por lo menos una nación llamada República Dominicana.