Opinión
No Hay Esperanza de Una Nueva Forma de Hacer Política
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Por José Cabral
Los partidos mayoritarios están comprometidos hasta los tuétanos con el narcotráfico, el lavado de activos, el contrabando y con otras variantes de la corrupción.
Esta es la explicación de que los transportistas, banqueros o riferos y otras escorias sociales dominen el escenario electoral promovidos por estas organizaciones político-partidistas.
El engaño y la trampa son los principios que enarbolan los llamados mayoritarios, los cuales cuentan con una superestructura sustentada en el asistencialismo clientelar.
No hay ninguna posibilidad de que los partidos tradicionales puedan hacer algún cambio que beneficie a las amplias mayorías nacionales.
En lo que respecta a los llamados partidos alternativos, éstos tampoco harán nada en favor de la mayoría de la gente porque están imposibilitados por su precaria capacidad para interpretar la realidad nacional y además carecen de metodología y disciplina para tener resultados positivamente medibles.
Además, los partidos denominados progresistas no tienen la capacidad para asumir posiciones estratégica de alta política.
Estas organizaciones también han desarrollado una cultura de la migaja, ya que un regidor, diputado o senador por sí sólo no puede promover los cambios que requiere la nación.
Lo otro es que los llamados alternativos se van por lo más fácil cuando hacen alianzas o coaliciones para que lleguen al poder los mismos intereses, sólo con un cambio de color y de rostros de los protagonistas.
Los partidos alternativos ahora mismo no pasan de ser bisagras de los mayoritarios, cuyos funcionarios terminan con la misma posición y conducta que los llamados tradicionales.
En realidad no hay forma de que surjan esperanzas de cambios en nuestro país con unos actores políticos que por una u otra causa no están en capacidad para ser verdaderos entes de transformación social.
Sin que sea una posición pesimista o derrotista, «los dominicanos estamos feos pa´ la foto», como dice una famosa expresión popular.