Hablar de coronavirus sin abordar las deficiencias de que adolece el sistema nacional de salud, es como buscar el problema muy lejos de la causa que genera que una pandemia tenga unos desastrosos resultados.
Desde décadas antes del Covid-19 en el país está en la palestra pública los problemas que aquejan al sistema hospitalaria nacional, donde siempre se ha hablado de que no hay ni una aspira para hiperbólicamente referirse a las debilidades que le afectan.
Pero el asunto es parte de un grave problema nacional, que está asociado a la incapacidad del Estado dominicano, el cual es prácticamente inexistente, cuya realidad es medible por otros sectores de la vida nacional como la educación, la justicia y cualquier otro que se quiera tomar de ejemplo.
Por esta razón, para adivinar lo que le puede venir al país en caso de fenómenos naturales y pandemias como las que no afecta en la actualidad, no hay que ser un científico o un mago.
Dos buenos ejemplos son el medioambiente y la condición altamente sísmica del país, lo cual los expertos han advertido a los dominicanos sobre sus consecuencias.
Pero la cultura del descuido y la improvisación que arropa a los dominicanos se convierte como en una espada de Democles, la cual le puede cortar el cuello en cualquier momento.
El coronavirus ya tenía algunos meses que había surgido en China y se supone que los especialistas en la materia debieron prever que tarde o temprano llegaría al país, porque por razones de urbanidad y desarrollo económico haría su presencia en la nación.
De cualquier modo, este es un asunto de una dimensión quizás mayor, porque se podría alegar que por qué no hicieron lo correcto los países de Europa y los Estados Unidos, que son naciones del primer mundo y con un alto desarrollo tecnológicos.
Sin embargo, hay cuestiones elementales como es dotar a los que deben combatir la pandemia, como el ejército de médicos, enfermeras y enfermeros que son los más afectados por la falta de utensilios, que tenerlos tampoco implica que se está bien, pero que por lo menos quita una presión de que el Covid-19 no les arrebate la vida a los que lo pueden, sino eliminar, por lo menos disminuir sus efectos destructivos con la muerte de seres humanos.
No hay que ser un genio para entender un aspecto tan sencillo como es saber que no se puede hacer mucho sin los utensilios médicos que son imprescindibles para combatir la enfermedad y al propio tiempo preservar la vida de estos héroes, que son los médicos, enfermeras y enfermeros de todo el territorio nacional.