Ayuntamiento de Santiago, Rep. Dominicana
Santiago es una ciudad digna de mejor tratamiento, digna de ser considerada una ciudad no una aldea poblada no sólo de oportunidades sino de oportunistas que orbitan alrededor de una corporación edilicia.
No pararemos de insistir en cuestiones como la inequidad en los sueldos de departamentos, en el incumplimiento de algunos de ellos y en todos los problemas que hay en el manejo del cabildo.
Porque ese es nuestro deber como medio.
Si no lo hiciéramos deberíamos ser considerados cómplices de lo que ocurre ahí
Y eso es lo que no somos ni vamos a ser.
La ausencia de planificación adecuada, la priorización de obras de dudosa prioridad, la visión superficial del problema de contaminación del aire han agravado los problemas ambientales en Santiago
A los problemas enunciados, cada vez más serios, se suma la insuficiencia creciente en la recogida de la basura por las compañías privadas contratadas por el cabildo.
Es seguro, sin dudas, que el humo del vertedero de Rafaey pudo haberse solucionado hace años.
Pero por razones que no han sido explicadas debidamente, sus efectos continúan afectando, ya de una manera peligrosa, la salud, sobre todo, de las personas más vulnerables: Enfermos de las vías respiratorias, que suman miles, niños, ancianos.
A esta situación calamitosa se suman los reducidos pero latentes apagones, la criminalidad ciega, que no respeta edades, la ausencia todavía, a 500 años de fundada, de una planificación correcta del espacio físico.
Medio ambiente del Cabildo es una oficina que se muestra como un adorno costoso.
No hace nada contra el enorme ruido, no aplica controles, no traza un plan maestro.
No se ve iniciativa alguna para resolver definitivamente el problema de humo en Rafey y sin embargo, se sabe que hay gente, como un siniestro director de medios televisivos que se están haciendo de buenos dineros en base a sus suspicaces relaciones con el alcalde.