AGENCIA EFE
Lima.– El expresidente peruano Alberto Fujimori se reunió hoy con sus cuatro hijos en una casa de Lima tras recibir el alta médica en la clínica en la que estuvo internado doce días y después de ser indultado por el presidente, Pedro Pablo Kuczynski.
Fujimori, de 79 años, llegó a una casa en un exclusivo sector del distrito de La Molina acompañado por su hijo menor Kenji Fujimori, quien lo recogió en la clínica Centenario.
El médico de cabecera de Fujimori, Alejandro Aguinaga, declaró a Canal N que el exmandatario se va a reunir con sus cuatro hijos en esta casa de La Molina, que contaba con resguardo policial pero no pertenece a ningún familiar.
La legisladora fujimorista Luz Salgado también expresó, en Twitter, su alegría porque “Fujimori se reencuentre con todos sus hijos ahora ya en Libertad, deben tener la privacidad para este momento importante en sus vidas”.
El legislador Kenji Fujimori colgó en Twitter una foto y un video con su padre, dentro del vehículo que los llevó a La Molina, para celebrar la libertad del exmandatario (1990-2000).
Fujimori ingresó a la clínica, un día antes del indulto otorgado por Kuczynski en Noche Buena, con problemas de presión arterial, los cuales según el exdirector general de Derechos Humanos del ministerio de Justicia Roger Rodríguez nunca antes calificaron para un indulto humanitario.
El indulto al exmandatario ha generado división al interior del partido fujimorista Fuerza Popular, dirigido por su hija Keiko Fujimori, pues en un comunicado su Comité Ejecutivo Nacional expresó hoy su saludo a la libertad de su fundador, aunque discrepó con “la forma en que se logró”.
Keiko Fujimori buscaba que su padre recuperara la libertad en los tribunales, mientras que su hermano menor, el legislador Kenji Fujimori, defendió siempre la opción de un indulto humanitario.
De acuerdo a la información ofrecida por el Ejecutivo, el pedido de indulto se presentó en diciembre pasado, días antes de que se iniciara un proceso de destitución contra Kuczynski por presuntos vínculos con la empresa brasileña Odebrecht.
El jefe de Estado se salvó de la destitución debido, en parte, a la abstención que hizo Kenji Fujimori y otros nueve legisladores de su partido, en contraposición a la postura del resto de su bancada que apoyaba la vacancia de Kuczynski.
El indulto fue otorgado tres días después de la frustrada destitución, lo que alimentó las versiones de la oposición de que se trató de una negociación entre el gobernante y Kenji Fujimori.
La legisladora izquierdista Marisa Glave comentó hoy, en Twitter, que “se completa la farsa”, pues “queda en evidencia que Fujimori no es enfermo terminal”.
“Hoy el crimen y la impunidad salen a la calle, pero la dignidad de los peruanos saldrá a la calle el día 11 a recuperar la esperanza y a decirle a PPK (Kuczynski) que su Indulto Ilegal no se sostiene”, afirmó Glave en referencia a la marcha de protesta anunciada para la próxima semana.
Horas antes de la salida de Fujimori de la clínica, un centenar de seguidores acudió a la casa de Kuczynski, para agradecerle por el indulto humanitario otorgado al exmandatario, el pasado 24 de diciembre.
Los manifestantes vestían camisetas blancas con la inscripción “Fujimori Libertad” y llevaban banderines y carteles donde daban las gracias a “PPK”, como se conoce al jefe de Estado.
Una vez en las inmediaciones de la casa del mandatario, los manifestantes lanzaron palomas blancas al viento y afirmaron que “se hizo justicia con el mejor presidente del Perú”.
En otro de los carteles se leía “el Perú sólo quiere reconciliación”, la misma idea que el mandatario ha expresado tras otorgar el indulto al exgobernante y recibir el rechazo de distintos sectores políticos y sociales, al cuestionar la legalidad del beneficio dado a Fujimori.
Alberto Fujimori fue sentenciado en 2009 a 25 años de cárcel por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, en las que murieron 25 personas, perpetradas por el grupo militar encubierto Colina en 1991 y 1992, además del secuestro de un periodista y un empresario en 1992.