EFE
SUTHERLAND SPRINGS. Agentes del Buró Federal de Investigación (FBI) reconocieron hoy tener dificultades para acceder al teléfono móvil del autor de la mayor matanza de la historia de Texas, una prueba que podría descifrar las incógnitas que persisten en relación a este tiroteo masivo.
“Desafortunadamente en este momento no podemos ingresar a ese teléfono”, se lamentó Christopher Combs, agente especial del FBI a cargo de la ciudad texana de San Antonio, en una rueda de prensa enfrente del templo First Baptist Church de Sutherland Springs (Texas, EE.UU), escenario del crimen.
El tiroteo indiscriminado dentro de la iglesia baptista fue perpetrado por Devin Kelley, un joven blanco de 26 años que mató a tiros a 26 personas inocentes e hirió a una veintena, incluyendo a diez que se encuentran hospitalizadas en estado crítico.
El agente Combs explicó que “el avance de la tecnología, de los teléfonos y de la capacidad de cifrarlos” hace cada vez más difícil a las fuerzas del orden poder acceder a estos dispositivos, muchas veces clave para resolver crímenes.
Las autoridades se hicieron con el celular inmediatamente después del ataque y lo enviaron a la academia de entrenamiento que la agencia federal tiene en Quantico (Virginia) para tratar de acceder a él, una tarea que hasta ahora no han logrado.
Combs declinó identificar qué tipo de teléfono usaba Kelley en un esfuerzo por no alentar a otros delincuentes potenciales a comprar el mismo tipo de dispositivo.
“Estamos trabajando arduamente para desbloquearlo pero sinceramente no sé cuánto tiempo nos llevará”, sentenció ante los medios el agente especial.
Según dieron a conocer las autoridades este lunes, Kelley había amenazado a su exsuegra a través de mesajes de texto y estaba involucrado en una disputa doméstica con su actual esposa y su familia política.
En la conferencia de prensa de hoy, Freeman Martin, del Departamento de Seguridad Pública de Texas (DPS, por sus siglas en inglés), señaló que a pesar de que las pesquisas policiales están aún en una fase inicial, ya tienen “alguna información” sobre el conflicto familiar.
“Sabemos que hubo conflicto y que estaba molesto con la suegra”, aseguró Martin.
Los funcionarios se negaron a proporcionar más detalles sobre la disputa doméstica entre Kelley y su suegra, pero dijeron que buscarán pruebas en el teléfono celular si son capaces de desbloquearlo.
Compuesta básicamente por una oficina de correos, un centro comunitario, una tienda de abastos, un taller de reparación de coches, dos gasolineras, las casas de los vecinos y un par de iglesias, entre ellas la de la matanza, Sutherland Springs era hasta este domingo una tranquila comunidad en la que apenas nunca pasaba nada. EFE