Nuevas personalides piden nuevas estretgias para disminuir el consumo de drogas.
La guerra contra las drogas suma nuevos detractores: Cinco premios Nobel de Economía, un exsecretario de Estado estadounidense, dos ministros latinoamericanos y otras personalidades.
«Es hora de poner fin a la ‘guerra contra la droga’ y encauzar masivamente los recursos hacia políticas efectivas basadas en evidencias y apoyadas en análisis económicos rigurosos», reza el informe «Ending the Drug Wars» (Acabar con la guerra contra la droga) acompañado de un prólogo firmado por varias personalidades.
El texto está suscrito por George Shultz -jefe de la diplomacia estadounidense (entre 1982 y 1989, en el gobierno de Ronald Reagan)-, el español Javier Solana (exjefe de la diplomacia europea de 1999 a 2009), y cinco premios Nobel de economía: Kenneth Arrow (1972), Christopher Pissarides (2010), Thomas Schelling (2005) Vernon Smith (2002) y Oliver Williamson (2009).
La lista de firmantes incluye también a dirigentes de alto rango en activo, como el viceprimer ministro británico, Nick Clegg, el presidente de Polonia, Aleksander Kwasniewski, el ministro de Exteriores guatemalteco, Luis Fernando Carrera Castro, y el ministro de Sanidad colombiano, Alejandro Gaviria.
«La insistencia en la estrategia militarizada y policial de ‘guerra contra las drogas’ mundial ha dado resultados muy negativos y daños colaterales», aseguró el prefacio en forma de manifiesto.
Los resultados negativos son las «encarcelaciones masivas en Estados Unidos, unas políticas altamente represivas en Asia, una enorme corrupción y desestabilización política en Afganistán y el oeste de África, una inmensa violencia en Latinoamérica (…) y la propagación de abusos sistemáticos a los derechos humanos en todo el mundo».
«Seguir gastando enormes recursos en políticas policiales punitivas, generalmente a costa de políticas sanitarias solventes, no puede justificarse más».
Una nueva estrategia
Los involucrados consideran que es necesaria una nueva estrategia mundial que se base en «principios de sanidad pública, contención de los daños, reducción del impacto del mercado ilegal, acceso ampliado a medidas esenciales, minimización del consumo problemático, experimentación regulatoria rigurosamente monitoreada, y un compromiso inquebrantable con los principios de los derechos humanos».
Estados Unidos, principal consumidor mundial de drogas, es el principal instigador de la represióncontra el consumo y comercio de estas sustancias, una estrategia que se remonta a los años 1960.
Centroamérica, Colombia o México han recibido ayuda estadounidense para combatir el tráfico, pero al precio de muchas muertes –28 mil en el último país desde 2006– y en los últimos tiempos han crecido las voces que reclaman un cambio de estrategia, como la del presidente guatemalteco Otto Pérez o las de Fernando Henrique Cardoso, César Gaviria y Ernesto Zedillo, los expresidentes de Brasil, Colombia y México.
«El fracaso de ‘la guerra contra la droga’ lo han reconocido los profesionales de la sanidad, las autoridades en derechos humanos y ahora algunos de los economistas más respetados», dijo John Collins, de la London School of Economics.
En este contexto Uruguay decidió controlar la producción y comercio de la marihuana, en la tentativa estatal más importante hasta ahora de dejar sin mercado a las organizaciones criminales.
El informe hace referencia a la iniciativa uruguaya y a otras en curso en algunos estados de Estados Unidos y avisa que no será fácil dar con la fórmula perfecta.
«Si se va a intentar la legalización (…) debería hacerse con un espíritu experimental. Dada la amplia gama de pérdidas y beneficios potenciales, así como de opciones, las probabilidades de dar con una combinación perfecta a la primera son probablemente nulas», escribieron Mark A.R. Kleiman y Jeremy Ziskind, autores de uno de los capítulos del documento.