Santo Domingo.- Los haitianos se establecen en casi todas las intersecciones,
colocan sus puestos de comida a modo de hacinamiento, a veces sin importar ocupar parte de las avenidas del sector Villa Mella, ubicado en Santo Domingo Norte.
Las isletas son el punto de descanso. Ahí algunos se sientan en sus sillas plásticas, otros se mantienen atentos al cambio de color de los semáforos para ofrecer sus bebidas energizantes, maníes, galleticas, entre otras meriendas.
En determinadas esquinas de esa zona del norte de la capital también se conglomeran haitianas con recién nacidos en sus brazos que, con el objetivo de sensibilizar a alguien por su penosa situación, alzan una de las manos para ver si algún transeúnte o conductor de un vehículo se desprende de sus monedas.
No obstante, tal parece que ante la denuncia hecha este viernes por residentes de Las Matas de Santa Cruz, en la provincia Monte Cristi, sobre el establecimiento de una ruta de tráfico diario de haitianos indocumentados, las autoridades de Migración realizaron ayer un operativo en la Capital donde detuvieron a algunos inmigrantes ilegales.
“Ellos se tiraron a eso de las 8:00 de la mañana y recogieron a par de haitianos que se encontraban ahí, creo que hasta a venezolanos también se llevaron”, dijo a periodistas de LISTIN DIARIO un agente de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett).
Enfry Báez, un chofer de transporte público, afirma que la convivencia entre los vendedores haitianos que están establecidos en las intersecciones y los choferes dominicanos de ese lugar, cada vez se vuelve más tediosa.
“Hay que sacar a los haitianos de aquí, esta gente se está adueñando de todas las esquinas. Ya hasta te tiran piedras, te sacan machetes y puñales, y las autoridades no hacen nada, les cogen dinero y hacen el allante”, sostiene.
Otros lugares
Desde el llamado “Pequeño Haití”, ubicado en el sector San Carlos del Distrito Nacional, cruzando por Los Guandules, Guachupita, La Ciénaga, Villa Juana, Mejoramiento Social, hasta llegar al Barrio 27 de Febrero; los haitianos forman sus pequeñas comunidades de manera despreocupada.
Sin embargo, Wilner Silencieu, ciudadano haitiano que vive en República Dominicana desde hace 12 años, acusa a las autoridades municipales de cometer atropellos y abusos de poder en contra de él y sus compatriotas.
“A mí me han apresado en varias ocasiones, me han golpeado y me han quitado toda la mercancía. Solo por ser haitiano. Yo tengo mi documentación ya que regularicé mi estatus en el país cuando hicieron el Plan de Regularización”, expresa Silencieu.
Dice que desde 2005 vive con su esposa y su hija, y que no tiene nada en contra del pueblo dominicano.
“Yo vivo en Capotillo y tengo mi familia aquí, yo solamente me gano la vida trabajando. Las autoridades deberían dejarnos en paz”, dijo.
Niños haitianos
Los infantes también trabajan. Algunos con cajas de “limpiabotas”, otros como “limpiavidrios”, pero sin lugar a dudas; una gran cantidad lo hace pidiendo dinero.
Corretean por las aceras de las avenidas, chocan con los peatones como “chivo sin ley” y hasta forman peleas en áreas públicas.
Sin medir los peligros, los niños cruzan las avenidas con el color verde del semáforo, e incluso; atraviesan la avenida sin importar que un agente del Digesett esté dándole el paso a los vehículos. La acción ya no asombra, pues todo ocurre ante las narices de las autoridades del tránsito que fingen mirar hacia otro lado, o simplemente observan y no hacen nada.
listindiario.com