El poder que tiene la familia del presidente estadounidense no tiene precedentes en una democracia occidental
¿Qué papel desempeña una “primera hija”? Ivanka Trump luchó por encontrar una respuesta a esa pregunta en Berlín esta semana. Sin haber ganado ni siquiera un voto, la hija mayor de Donald Trump se ha convertido en una de las figuras más influyentes en el mundo. Su esposo, Jared Kushner, se ha convertido en el plenipotenciario de la administración Trump en virtud de su matrimonio. Ambos aparentan ser buenas personas; sus amistades los describen como gente “normal”. Pero su ascenso a la cima del poder en EEUU no tiene paralelo en la historia moderna de la democracia occidental. Los alemanes no son los únicos en cuestionarlo.
Desde Xi Jinping de China y Justin Trudeau de Canadá hasta Angela Merkel de Alemania, la mayoría de los líderes mundiales han dado por sentado que el Sr. Trump mantendrá a su hija y a su cuñado en posiciones clave. Otros, tales como Nikki Haley, la embajadora estadounidense ante la ONU, “pueden ser reemplazados fácilmente”, como dijo en broma el Sr. Trump esta semana. Pero los gobiernos extranjeros piensan que los familiares cercanos del presidente no pueden ser removidos. Tal vez prefieran que así sea. Aparentemente, la Srta. Trump desempeñó un papel clave en llamar la atención de su padre a los efectos humanos del reciente ataque químico en Siria. Su esposo se ha ocupado de marginar a Stephen Bannon, el principal proponente de la doctrina “EEUU primero”. La pareja funciona como un freno de los impulsos más fuertes del presidente.
La Srta. Trump también humaniza a su padre. Esta semana colaboró con Jim Yong Kim, el presidente del Banco Mundial, para escribir un artículo de opinión para el Financial Times, argumentando a favor de promover la creación de cargos más prominentes para las mujeres en la fuerza laboral a nivel mundial. Esto después de una campaña en la que su padre priorizó la restauración de empleos mayormente masculinos, como la minería del carbón. La Srta. Trump es el yin del yang de su padre. No es de extrañar que Ivanka fuera la primera representante de la familia Trump en realizar un viaje del alto perfil fuera del país desde la inauguración de su padre. El Sr. Trump aún no ha viajado al extranjero.
Sin embargo el ascenso meteórico de la Srta. Trump podría traer costos. El primero es la pérdida de reputación de la democracia estadounidense. Los familiares presidenciales a menudo desempeñan un papel importante. Sin duda, Bill Clinton hubiera sido un poderoso “primer esposo” si hubiera ganado Hillary Clinton. Chelsea Clinton también hubiera tenido cierto poder. Pero la posición de la Srta. Trump como representante familiar asciende a niveles sin precedentes. Su viaje a Alemania lo demostró claramente. Se sentó con la Sra. Merkel, Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional y Chrystia Freeland, la ministra de relaciones exteriores de Canadá y con otras mujeres que estaban presentes en virtud de sus propios esfuerzos.
La presencia de la Srta. Trump también les recordó a sus anfitriones sobre el papel que juegan el poder y la riqueza en la actual sociedad estadounidense. Como su padre, y su hermano Donald Junior (quien es codirector de la Organización Trump junto con su otro hermano Eric), la Srta. Trump es una graduada de Wharton, la escuela de negocios de la Universidad de Pensilvania. Nadie ha sugerido que no era capaz de atender una escuela de alto rango. Pero el hecho de que su padre también haya estudiado ahí seguramente no disminuyó sus posibilidades.
Uno de cada cuatro estudiantes que atienden las cuatro universidades prestigiosas que pertenecen al grupo Ivy League son estudiantes de legado. El hecho de que el Sr. Trump haya donado una cantidad estimada de al menos US$1.5 millones a la Universidad de Pensilvania también pudo haber sido un factor determinante. Asimismo, no hay ninguna razón para cuestionar las habilidades académicas del Sr. Kushner. Pero su padre, Charles Kushner, donó US$2.5 millones a la Universidad de Harvard, en la cual estudió Jared. Para ser justos, las élites hacen lo que pueden para darles una ventaja a sus hijos. Pero esto asume una escala totalmente diferente cuando tu padre asume la presidencia.
El segundo riesgo es crear una percepción de un conflicto de intereses. La Srta. Trump ha cedido el control de su negocio de prendas de moda a otros mientras trabaja como asesora de la Casa Blanca.