Inaceptable doblez

Danilo Medina  consideró inaceptable el contrato-estafa con Barrick Gold  en cuanto a los reducidos ingresos que recibiría el Estado dominicano de perdurar el régimen fiscal consignado.

Nadie en su sano juicio podría estar en desacuerdo con que el Estado, dueño de ese oro y esa plata reciba más beneficios que la ridícula suma asignada (un 6% del total) y que incluso logre lo que justamente le corresponde.

Hasta ahí las cosas pintaban bien, en abierto contraste con la infame situación impuesta por la Barrick, Leonel y los/as legisladores/as que refrendaron ese acuerdo empapado en dolo.

 Pero donde el asunto se daña es cuando Danilo definió a la Barrick como una empresa “seria” y “responsable” y destacó su supuesto compromiso con la defensa del medio ambiente… Dicho esto respecto a una corporación mundialmente denunciada por sus crímenes ecológicos, abusos y represiones.

Que tiene entre sus dueños a la familia Bush y otros magnates expertos en despojos, guerras de rapiña y expoliaciones.

Que ya tiene en su cuenta innumerables atrocidades cometidas en Cotuí y se sabe de las implicaciones nocivas del uso del cianuro (prohibido en muchos países).

Que además se ha apropiado gratuitamente del agua que necesite de la presa de Hatillo y ha hecho visible la depredación, la contaminación y la prepotencia; mientras su llamada “presa de cola” puede podría provocar una catástrofe ecológica.

 Inaceptable, por tanto, resulta ser también esa mediocre actitud de Presidente Medina frente a un aspecto tan crucial para la vida de nuestro país.

A nuestro entender, Danilo Medina está ejecutando una astuta maniobra política conducente a quitarle a la cuestionada y arrinconada barriga gorda de esa Gold una parte no cuantificada de la grasa que pertenece a nuestro país, obviando otras cuestiones vitales.

A diferencia del presidente, entendemos que el clamor popular y la voluntad nacional  por la superación de la tenebrosa perspectiva abierta por la presencia de la Barrick Gold y otras corporaciones mineras, no debería limitarse a ese propósito.

Más allá de ese interés económico está el grave riego que para la vida de nuestra gente y nuestra isla conlleva la explotación de enormes reservas de oro y la plata empleando cianuro o cualquier otro método contaminante.

Hablo del destino de nuestras reservas de agua, bosques y tierras cultivables; de la soberanía del país sobre el suelo, subsuelo y sobresuelo; de esa zona convertida en una especie de república aparte, del problema de la mayoría de acciones, del control sobre lo extraído y exportado, y del rol de la parte dominicana en la gestión de esa empresa.

¡Nacionalización es la solución!

Artículo publicado originalmente en el periódico El Nacional.