La Paz, 21 nov (EFE).- Los ocho civiles muertos el martes en Bolivia durante un operativo militar y policial en respuesta a las fuertes protestas contra el Gobierno interino del país en la ciudad de El Alto fallecieron por impactos de proyectiles de armas de fuego, cuya autoría se investiga, informó este jueves la Defensoría del Pueblo.
«Las ocho personas fallecidas en El Alto tras el operativo policial-militar en la planta de Senkata», una refinería, «murieron por impacto de proyectil por arma de fuego», según un comunicado de la Defensoría.
El Alto, ciudad vecina de La Paz, es foco de protestas contra el Gobierno interino de Bolivia, que las califica de actos de «terrorismo» y asegura que en las acciones de respuesta no se ha disparado ni una bala por parte de los militares.
INFORME FORENSE
«Todos sin excepción presentaban lesiones y traumas provocados por proyectil de arma de fuego», determinó un informe del Instituto de Investigaciones Forenses realizado por médicos, un radiólogo y un perito en criminalística, destacó esa institución.
Las circunstancias de esta muertes en la intervención de las fuerzas de seguridad el pasado martes están bajo investigación del Ministerio Publico, subrayó la Defensora del Pueblo, Nadia Cruz.
Los elementos como «sangre, humor vítreo, fragmentos y otros» fueron llevados al instituto forense para aportar a la investigación por parte de un fiscal y a los estudios de criminalística y balística, para determinar aspectos relevantes como «la trayectoria del proyectil», señaló.
La Defensoría instó a los posibles testigos a declarar ante el Ministerio Público para colaborar en la investigación.
LA DEFENSORA APOYA A LAS FAMILIAS
Cruz expresó su apoyo para garantizar que se haga justicia con las familias de las víctimas, después de que este miércoles se desplazara a una parroquia El Alto y un hospital de la vecina ciudad de La Paz para supervisar las autopsias.
Los familiares se negaron a que los cuerpos que eran velados en la parroquia fuera llevados a una morgue y la defensora medió para que aceptaran las autopsias.
El dolor y la rabia eran evidentes en el velatorio este miércoles en el templo San Francisco de Asís.
Centenares de vecinos, campesinos de la región de La Paz y otros sectores se congregaron en el lugar, con encendidos discursos en contra del Gobierno interino de Jeanine Áñez, quien asumió la Presidencia tras la renuncia, el 10 de noviembre, de Evo Morales, en medio de denuncias de fraude a su favor en los comicios del 20 de octubre.
El Gobierno de Áñez mantiene que los disparos mortales no son de militares, pero por ahora no hay versión oficial sobre los autores.
El operativo militar y policial escoltaba un convoy de camiones cisterna desde la refinería de una empresa estatal a La Paz, donde escasean y están racionados combustibles como el gas y la gasolina.
LA CRISIS EN BOLIVIA
Con los ocho fallecidos en El Alto, la cifra de muertos desde que estalló la crisis en Bolivia tras las fallidas elecciones del pasado 20 de octubre subió a 32.
El país está sumido en uno de los conflictos más graves de su historia reciente, desde que el día después de las elecciones comenzaran las denuncias de fraude a favor de Evo Morales, quien fue proclamado vencedor para un cuarto mandato consecutivo.
El 10 de noviembre la Organización de Estados Americanos (OEA) advirtió en un informe graves irregularidades en los comicios y horas después Morales anunció su renuncia tras casi 14 años en el poder, forzado por las Fuerzas Armadas, para al día siguiente salir hacia México, donde está asilado.
La renuncia de Morales es calificada de «golpe de Estado» por varios gobiernos y políticos latinoamericanos.
Otros países han reconocido al Ejecutivo interino de Jeanine Áñez, mientras que parte de la comunidad internacional ha instado al diálogo sin pronunciarse sobre la crisis política. EFE
Uruguay celebra este domingo la segunda vuelta de las elecciones presidenciales para las que 2,7 millones de personas están llamadas a las urnas para elegir a su próximo jefe de Estado entre el oficialista Álvaro Delgado (Partido Nacional) y el opositor Yamandú Orsi (Frente Amplio).
Las últimas encuestas expusieron gran paridad entre ambos políticos, con una leve ventaja de la izquierda, aunque con una distancia dentro del margen de error de las consultoras.
Las encuestas del balotaje en Uruguay pronostican una reñida definición entre Álvaro Delgado y Yamandú Orsi (AP)
En la primera vuelta celebrada el pasado 27 de octubre Orsi consiguió el 43,92% de los votos frente al 26,7% de Delgado, con la diferencia que, ahora, el oficialismo compite con el respaldo de todos sus socios que, en su totalidad, suman el 47,7 por ciento.
jornada de votación
La jornada de votación se desarrollará entre las 08:00 y las 19:30 hora local, dada la alta incertidumbre, no se prevé que haya datos disponibles antes de las 21:30.
Este jueves, antes del inicio de la veda, los políticos hicieron sus cierres de campaña en los que, una vez más, aprovecharon para hablar de sus proyectos y promesas para un posible gobierno.
“Hoy no representamos partidos, nosotros representamos proyectos”, dijo en Montevideo Delgado, en alusión a la coalición que formó con el Partido Colorado, Cabildo Abierto, el Partido Independiente y el Partido Constitucional Ambientalista. “No solamente júntense para ganar, sino júntense para gobernar. Más que mayoría, (es importante) buscar acuerdos”, agregó en referencia a la postura dialoguista que prometió adoptar ante un eventual triunfo.
Por su parte, el delfín del ex presidente José Mujica habló en Las Piedras e insistió en la idea de que Uruguay debe “resolver entre dos proyectos”: “Nuestro proyecto pasa por el país de las certezas. Por el proyecto de la certidumbre y el país de las certezas”.
La elección del presidente será clave para los próximos años de la política uruguaya, ya que definirá el clima en que uno u otro partido podrá gobernar, puesto que 16 de los 30 escaños del Senado quedaron en manos del Frente Amplio, mientras que 49 de las 99 bancas de la Cámara de Diputados son de la coalición gobernante.
Puerto Príncipe, Haití.-El incremento de la violencia de las bandas de la que no escapan siquiera los aviones, el nombramiento de un nuevo primer ministro o el papel de la misión multinacional, son algunas de las claves que marcan la caótica situación en Haití, donde 5,4 millones de personas, la mitad de la población, sufre hambre aguda.
Una violencia que no cesa
Haití, el país más pobre de América, lleva años sumergido en una crisis en todos los órdenes, agravada por la incursión de las sanguinarias bandas armadas, que se han hecho prácticamente con el control de la capital, Puerto Príncipe, causando miles de muertos y heridos.
Cada cierto tiempo, la capital es paralizada, como ocurrió esta semana después de que el pasado domingo las bandas pertenecientes a la coalición Vivre Ensemble (Vivir Juntos), liderada por el expolicía Jimmy Cherizier, alias ‘Barbecue’, anunciaran días de terror en el área metropolitana de Puerto Príncipe, ante la indiferencia de las autoridades, que no dieron señales concretas para sofocar la situación.
Esta misma semana, dos aviones comerciales estadounidenses fueron tiroteados, lo que llevó al cierre del aeropuerto internacional Toussaint Louverture, el principal del país, y a la suspensión de vuelos por parte de varias compañías.
Sólo entre julio y septiembre pasado al menos 1,223 personas murieron y 522 resultaron heridas en Haití como consecuencia de la violencia y la lucha contra las bandas, según la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en el país caribeño (Binuh).
A ello se suman las 3.900 víctimas, entre muertos y heridos en el primer semestre del año, después de que 2023 cerrara con unas 8.000 víctimas.
La ineficiencia de las fuerzas de seguridad
La llegada hace casi cinco meses al país de los primeros miembros de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MMAS), liderada por Kenia, no ha producido ningún cambio en la situación de la seguridad en el país, que, por el contrario se ha deteriorado completamente y el 80 % de la capital permanece en manos de las bandas armadas.
El dominio territorial de las bandas armadas obliga a miles de personas a huir de sus barrios capitalinos, convirtiendo a sus habitantes en eternos desplazados.
Las escasas operaciones llevadas a cabo por la fuerza multinacional y la Policía Nacional haitiana han sido ineficaces y no han logrado recuperar los territorios ocupados por las bandas.
Con las carreteras nacionales bloqueadas, la escasez de combustible y el cierre del principal aeropuerto de la capital, el país corre el riesgo de sufrir un grave deterioro de la crisis humanitaria, que desde hace tiempo se encuentra en estado crítico.
Casi una década sin elecciones
Haití celebró sus últimas elecciones 2015 y 2016, cuando ganó Jovenel Moise, el presidente asesinado en julio de 2021 en su residencia privada por un grupo de mercenarios, en su mayoría colombianos.
El Gobierno de Moise llegó a denunciar planes para asesinarlo en medio de controversias sobre el fin de su mandato que, según la oposición expiraba el 7 de febrero de 2021, pero el mandatario dada una interpretación personal de la Constitución, aseguraba que era un año después, desatando entonces multitudinarias protestas, en muchas ocasiones violentas.
Tras el asesinato de Moise fue designado Ariel Henry, quien terminó dimitiendo tras la violencia que estalló en Puerto Príncipe el 29 de febrero de este año, cuando se supo que planeaba posponer las elecciones hasta agosto de 2025 a pesar de que su mandato expiró el 7 de febrero.
Desde abril el país cuenta con un Consejo Presidencial de Transición (CPT), que asumió con el objetivo de organizar votaciones en el país a finales de noviembre de 2025.
Pero existe una lucha por el control y la toma del poder entre el CPT, una pugna que desembocó hace casi dos semanas en la destitución del primer ministro, Garry Conille, quien, de acuerdo con varias fuentes, exigió la salida de tres miembros del Consejo señalados en un caso de corrupción.
Conille, médico de profesión, fue sustituido por el empresario Alix Didier Fils-Aimé, quien al juramentar el sábado a su Gabinete dijo que el país vive una situación «crítica» y afirmó que «no hay tiempo que perder».
La hoja de ruta del Gobierno, declaró el primer ministro, «consiste en restablecer la seguridad, responder a la emergencia humanitaria, relanzar la economía y preparar las elecciones».
Puerto Príncipe.- El Consejo Presidencial de Transición (CPT) de Haití condenó este martes con el «máximo rigor» el recrudecimiento de la violencia de las bandas armadas en Puerto Príncipe y el ataque perpetrado el lunes contra dos aviones comerciales estadounidenses en el aeropuerto internacional Toussaint Louverture.
«Este crimen cobarde, que amenaza la soberanía y la seguridad de Haití, pretende aislar a nuestro país en la escena internacional. Los autores de estos actos atroces serán perseguidos y llevados ante la Justicia», afirmó el Consejo en un comunicado.
La parte oficial dijo que «en las últimas 48 horas, miembros de bandas armadas han puesto en peligro la vida de ciudadanos pacíficos, han incendiado propiedades privadas e incluso han disparado contra un avión de Spirit Airlines que procedió de Fort Lauderdale el lunes 11 de noviembre». de 2024″.
Además del ataque a ese vuelo, un avión de la aerolínea JetBlue también fue tiroteado ayer cuando despegaba de Puerto Príncipe con destino a Nueva York.
El Consejo recordó que las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional haitiana, y la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad han desplegado inmediatamente sus unidades para reforzar la seguridad de las familias y de los alrededores del Aeropuerto Internacional Toussaint Louverture, con el fin de garantizar la protección de los vuelos comerciales que operan en el país.
El CPT llamó a la población para que permanezca vigilante y colabore estrechamente con las fuerzas del orden para prevenir cualquier acción que pueda comprometer la paz y la seguridad colectiva.
«Juntos, pondremos fin a estos actos incalificables», concluyó la nota.
Puerto Príncipe vivió este martes una jornada de tensa calma, con tiroteos esporádicos en algunas zonas y sin operaciones en el aeropuerto internacional, cerrado hasta el 18 de noviembre.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) anunció este martes la suspensión temporal de la entrega de ayuda humanitaria en Haití por la imposibilidad de acceso al puerto y al aeropuerto en la capital debido al grave deterioro de la situación de seguridad.
Este mismo día, la Administración Federal de Aviación (FAA, en inglés) de EE.UU. prohibió los vuelos comerciales a Haití tras los ataques a tiros que sufrieron el lunes las dos aeronaves.
Además, la compañía estadounidense American Airlines anunció este martes que suspendió sus vuelos a Haití por los próximos tres meses, tras descubrir que uno de sus aviones que despegó desde Puerto Príncipe fue impactado por una bala.
Mientras, el ministro de Justicia en funciones, Carlos Hércules, condenó el ataque armado perpetrado contra los aviones.
«Se trató de un acto terrorista contra la vida de nuestros compatriotas y de todos los que se encontraban a bordo de este avión», dijo Hércules en referencia al tiroteo contra el avión de la aerolínea Spirit.
El funcionario pidió a las fuerzas de seguridad nacional que tomen medidas para restablecer un clima de seguridad en el país, para que se puedan reanudar las actividades, especialmente en la capital y sus alrededores.