Los manifestantes se apostaron en el lugar desde hace más de una semana, como señal de protesta contra las intenciones del Gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu de expandir la colonización en tierras que ancestralmente pertenecen a la comunidad palestina.
El pasado domingo Israel, con el aval del Tribunal Supremo de su país, emprendió un primer intento de expulsar a los manifestantes pacíficos, derrumbando sus carpas y amenazándolos con emplear la fuerza para concretar el desalojo de esta zona.
Tras esta primera desmovilización, nuevamente, el día martes, más de medio centenar de activistas palestinos, pertenecientes a los Comités de Coordinación de Resistencia Popular, procedieron a instalarse de nuevo en Bab al-Sham.
Los Comités destacaron que la concentración tuvo como objetivo mostrar su rechazo a la colonización israelí y reclamar el derecho de los palestinos a establecerse en sus tierras.
Dicha acción fue aplaudida por activistas pro-palestinos y apoyada por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y dirigentes políticos nacionales de diversas facciones.
Ante la persistencia de los palestinos, el portavoz de la Policía israelí, Miki Rosenfeld, declaró a la agencia EFE que en la noche del miércoles procedieron, con medidas de fuerza, a “retirar todas las tiendas de la zona, en una operación rápida, que duró una hora y media y en la que -aseguro- no se produjeron incidentes».
Rosenfeld informó también que 20 palestinos fueron detenidos por, presuntamente, “provocar disturbios” y “entrar en una zona militar cerrada”, mientras otros cuarenta, aproximadamente, fueron desalojados y enviados a distintos puestos de control militares y otras zonas de la región.
La agencia EFE añadió que las autoridades israelíes temen que el modelo de Bab El Shams de paso a una ola de acampadas de activistas palestinos en otros territorios palestinos controlados por Israel, como el Área C de Cisjordania o zonas adyacentes en Jerusalén Este.
En noviembre de 2012, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó el cambio de estatus de Palestina al de Estado observador no miembro. En represalia, Tel Aviv anunció la construcción de miles de viviendas en las colonias judías en territorio palestino.
Ante este anuncio, el Estado palestino denunció que la construcción de nuevos asentamientos judíos en esa zona pone en peligro la viabilidad de un Estado propio.
Más de medio millón de israelíes viven en más de 120 asentamientos ilegales construidos desde la ocupación, en 1967, en los territorios palestinos en Cisjordania y Al-Quds. Pese a la condena internacional, Tel Aviv hace caso omiso a estas denuncias y sigue actuando de forma violenta contra los palestinos.