El Ministerio del Interior informó ayer de que desde principios de año han desembarcado en las costas italianas 76.873 personas, un 13,43% más respecto a los 67.773 que lo hicieron en el mismo periodo del año pasado.
EFE
ROMA. El primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, denunció ayer que “algunos países” de la Unión Europea “están mirando hacia otro lado” ante el drama migratorio y aseguró que el incesante flujo de llegadas a Europa “no es sostenible”.
Gentiloni realizó estas declaraciones después de que más de 12.000 inmigrantes y refugiados hayan llegado a puertos italianos en las últimas 48 horas, una emergencia que, según el Gobierno transalpino, requiere una solución europea inmediata y conjunta.
“En las últimas horas nos estamos enfrentando a la dificultad de gestionar los flujos migratorios. Podemos hablar de soluciones, de preocupaciones, pero quiero recordar que es un país entero (Italia) el que se está movilizando para gestionar esta emergencia, para controlar los flujos, para luchar contra los traficantes de personas”, dijo Gentiloni a la prensa.
“Quiero pedir a Europa, a algunos países europeos que dejen de mirar hacia otro lado, porque esto no es sostenible”, añadió.
Italia, por su proximidad geográfica con las costas del norte de África, recibe diariamente a un gran número de inmigrantes y refugiados que tratan de llegar a Europa a través del Mediterráneo.
Desde hace años, el país pide a la Unión Europea una solución al problema y el pasado 4 de junio el ministro del Interior de Italia, Marco Minniti, solicitó a los barcos que rescatan a estas personas en el mar que las lleven a otros países europeos, no solo a Italia.
Ayer los medios italianos informan de que el Gobierno se está planteando la posibilidad de impedir el acceso a sus puertos a las embarcaciones que rescaten a personas frente a las costas de Libia y que no sean europeas, como por ejemplo a barcos de ONG que hasta ahora han trabajado en colaboración con la Guardia Costera italiana.
Esta posibilidad ha sido bien acogida por algunos sectores de la política italiana, como por el miembro de la conservadora Forza
Italia Maurizio Gasparri, quien ha recordado que su formación pide “desde hace años el cierre de los puertos a embarcaciones extranjeras”.
Por contra, Médicos Sin Fronteras ha mostrado su rechazo a esta hipótesis y ha subrayado que los socorridos en el mar “deberían ser trasladados al puerto más cercano” para que puedan recibir asistencia inmediata.
El Ministerio del Interior informó ayer de que desde principios de año han desembarcado en las costas italianas 76.873 personas, un 13,43% más respecto a los 67.773 que lo hicieron en el mismo periodo del año pasado.
De los inmigrantes y refugiados que han llegado a Italia este año, 9.761 eran menores no acompañados, mientras que en el conjunto del 2016 la cifra fue de 25.846 niños.