Cámara de Cuentas es instrumento de encubrimiento de robos del patrimonio nacional.

Los escándalos de corrupción se producen con tanta regularidad que los mismos han pasado a ser parte del diario vivir de la sociedad dominicana, pero con el agravante que tiene que ver con la forma al margen de la ley como se ha manejado la Cámara de Cuentas, la cual es el órgano creado por el Estado para por lo menos investigar estos fenómenos.

Sin el embargo, el nuevo Ministerio Público, encabezado por la Procuradora General de la República, Miriam Germán, ha iniciado un proceso de investigación para determinar cuál ha sido el comportamiento de la Cámara de Cuentas frente a todos los actos de corrupción cometidos.

La investigación ha tenido una serie de escollos que van desde el desacato a la ley por parte de algunos de los miembros de la Cámara de Cuentas, que se han negado a ofrecer información al órgano responsable de la investigación y persecución del crimen y el delito para cuyo propósito solicitó ya a la Suprema Corte de Justicia la designación de un juez especial para enjuiciar a los que conforman el referido mecanismo.

El asunto es sumamente grave, porque de acuerdo al Ministerio Público en la Cámara de Cuentas ha habido complicidad con corruptos que han sustraido grandes cantidades de dinero del erario sin que este órgano esté libre de culpa.

Lo que ocurre ahora con la Cámara de Cuentas sienta un precedente sumamente importante en un país como la República Dominicana lleno de complicidades e impunidades que se constituyen en el principal flagelo que sufre la sociedad, sin mucha esperanza de que se haga justicia.

Los miembros de la Cámara de Cuentas tienen serias contradicciones entre sí sobre una serie de actos de corrupción ocurridos en la administración pública y sólo basta darles seguimiento a las declaraciones del presidente de este órgano, Hugo Alvarez, quien dice no tener responsabilidad con los hechos imputados, lo cual revela hasta donde el lío en que está envuelta la misma se vuelve más complejo.

Lo peor de todo es escuchar que algunos de los miembros de la Cámara de Cuentas han dicho que no responderán a las investigaciones del Ministerio Público, lo cual se constituye en un problema sumamente grave, ya que esa actitud no es más que también manejarse en el marco de la ilegalidad.

Se impone que este proceso de investigación y de posible enjuiciamiento a las complicidades que parece estar involucrada la Cámara de Cuentas debe seguir su curso y que los resultados sean arrojados con la rapidez que demandan las circunstancias, sin que se festine el proceso de investigación.

La Cámara de Cuentas y otros órganos del Estados e incluso el propio Ministerio Público han sido una verdadera tragedia para la sociedad dominicana en virtud de la promoción de una impunidad que daña, no sólo la economía, sino también la salud moral de los dominicanos.

La omisión es una figura presente en las leyes penales del país, pero peor aun la complicidad, las cuales parecen estar presentes en el proceso que se sigue a la Cámara de Cuentas, porque los corruptos que han tenido históricamente el control del Estado se han valido de este órgano para concretar sus planes de tomarse lo que no es suyo.

No hay una sola auditorias de la Cámara de Cuentas que tenga la suficiente credibilidad para que se dé el mérito de una acción que ha buscado inculpar a los responsables de actos de corrupción a través de los tribunales competentes.

La manipulación de una serie de órganos del Estado para salir libres de cualquier acusación por el robo de dinero público incluye toda una cadena de complicidad que se vuelve prácticamente imposible hacer ajusticia en los casos de aquellos depredadores que no tienen contemplación cuando de tomarse lo que no es suyo se trata.