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La Campaña electoral a destiempo es una muestra de la falta de institucionalidad y del desorden nacional. – La Republica Online

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La Campaña electoral a destiempo es una muestra de la falta de institucionalidad y del desorden nacional.

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En el país se desarrolla una amplia campaña electoral a destiempo, sobre todo por parte de aspirantes presidenciales del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en franca violación de la ley 15-19, que consigna que la misma se inician tres meses antes de las votaciones para la escogencia de las autoridades nacionales.

La última en anunciar extemporáneamente sus pretensiones presidenciales es la doctora Margarita Cedeño de Fernández, pero desde hace algunos meses ya están lanzados a lo que se podría llamar una campaña proselitista Abel Martínez, Francisco Domínguez Brito y Leonel Fernández, el primero alcalde de Santiago de los Caballeros, el segundo ex-procurador general de la República y el tercero expresidente de la República y creador del partido conocido como La Fuerza del Pueblo.

Estos cuatro aspirantes son abogados y en consecuencia como que resulta contraproducente que quienes se supone que conocen la ley anden en recorridos por el país y el exterior en los que promueven sus aspiraciones presidenciales, pese a que hace sólo algo más de un año que se efectuaron las elecciones nacionales.

Otro que también ha mostrado algún encanto por la reelección es el presidente Luis Abinader, quien siente una atracción muy especial por las cámaras para promover sus aspiraciones de quedarse en el Palacio Nacional por cuatro años más, cuya actitud del mandatario, de alguna manera, legitima y estimula la campaña electoral extemporánea.

Es como si en el país no hayan autoridades para corregir esta distorsión que daña tanto a la sociedad, porque estos aspirantes presidenciales cometen una gran falta de sensatez con hacer campaña electoral a destiempo y además es una forma de someter a la población a una saturada promoción electoral los 365 días del año y durante un cuatrenio para el que ya existen autoridades legítimamente elegidas.

Este comportamiento de los aspirantes peledeístas explica con claridad la falta de respeto que tienen por los grandes males que afectan a la sociedad, cuyo mal ejemplo siempre proviene de la clase política nacional y por lo que se ve nada le sirve de escarmiento.

Lo inexplicable del tema es que la Junta Central Electoral no haya tomado cartas en el asunto, a fin de llevar a estos aspirantes a que respeten la ley y el país, porque realmente se trata de violentar las normativas legales sobre la materia, pero además burlarse del ciudadano.

Lo preocupante de la campaña electoral a destiempo es que los aspirantes a la presidencia de la República son dirigentes de un partido político, como es el de la Liberación Dominicana, inmerso en procesos legales que constituyen un bochorno para los dominicanos.

En este caso parece que la vergüenza se ha perdido en el país, ya que algunos de estos aspirantes presidenciales tienen muchas cosas que explicarles a los dominicanos, en virtud de que la sustracción de fondos públicos no sólo involucra a los que hoy cumplen medidas de coerción, sino también a otros que nunca han sido tocados.

Los peledeístas, incluidos algunos de los actuales aspirantes presidenciables, han recurrido al recurso que consiste en hacerse millonarios a como de lugar en la administración pública, luego presentar o ser abanderados de algún proyecto de ley para combatir la corrupción y entonces presentarse como candidatos presidenciales, un fenómeno muy propio de la doble moral que hoy arropa a la sociedad dominicana.

Esa conducta de doble cara prácticamente amenaza con tragarse a la República Dominicana, cuyo nivel de corrompimiento de la clase política no ha dejado ninguna opción que se pueda decir que hay una parte sana de ella a la que se pueda recurrir ante la grave crisis ético-moral que le afecta.

La Junta Central Electoral y la propia sociedad debe exigir a estos políticos que recién acaban de salir del poder que por lo menos respeten la ley de régimen electoral para que por lo menos dejen descansar al dominicano de la eterna y permanente campaña electoral con el interés de satisfacer intereses personales, porque está más que demostrado que no aman al país y que sólo persiguen aumentar sus fortunas a través de discursos sin propuestas y trasnochados.

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