“El hemisferio se ha vuelto una de las regiones más peligrosas del mundo para ejercer el periodismo y las agresiones más graves como el asesinato y el secuestro se han vuelto una de las peores formas de censura” señala la CIDH en su informe anual sobre la libertad de expresión.
La Relatoría de la Libertad de Expresión de la Comisión expresó su preocupación por los 27 asesinatos de periodistas “en circunstancias que podrían estar relacionadas con su profesión”, además de los otros 12 casos en que no ha sido posible determinar el vínculo con su oficio.
La CIDH, organismo autónomo de la Organización de Estados Americanos (OEA), con sede en Washington, considera “alarmante” que por tercer año consecutivo haya crecido la cifra de asesinatos de periodistas, ya que en 2014 se reportaron 25 homicidios de comunicadores y en 2013, 18.
Los países en los que en 2015 ocurrieron asesinatos de periodistas fueron Brasil, Honduras, México, Colombia, Guatemala, República Dominicana, Estados Unidos y Paraguay, y la mayoría de los profesionales cubrían temas relacionados con el crimen organizado, la corrupción política o eran una voz “robusta” en sus comunidades.
“Se mantienen altos índices de impunidad en muchos países respecto a la identificación y sanción de los autores materiales e intelectuales de estos crímenes, lo que genera un efecto inhibitorio generalizado que limita el derecho a la libertad de expresión en zonas enteras del continente”, lamentó la CIDH.
Además, la Relatoría de la Libertad de Expresión del organismo criticó la “respuesta desmedida” de varios países al derecho de manifestación y protesta, ya que en muchos casos las autoridades ejercieron un “uso desproporcionado” de la fuerza para acallar a los protestantes.
“Se hizo presente a través de la disolución violenta de protestas por parte de los cuerpos de seguridad del Estado, detenciones de activistas y periodistas y agresiones y roturas de equipos de comunicadores”, relata el informe.
Algunos casos concretos que cita la CIDH son los heridos por las agresiones policiales en las provincias argentinas de Tucumán, Formosa y Chaco; el uso de gases lacrimógenos contra comunidades indígenas de Bolivia o las lesiones y arrestos que registraron los manifestantes durante las protestas estudiantiles en Chile.
Pero también denuncian las detenciones de las Damas de Blanco y otros activistas en Cuba y los cientos de detenidos en Estados Unidos por las protestas contra la muerte en custodia policial del afroamericano Freddie Gray.
El órgano autónomo de la OEA recuerda en el reporte, el decimoséptimo preparado por la Relatoría, que durante el año pasado las manifestaciones fueron un “factor clave para canalizar las demandas sociales y las relativas a la lucha contra la corrupción en muchos países”.
No obstante, el informe cita avances concretos respecto de la libertad de expresión como la condena en Colombia a 38 años de prisión al exparlamentario que fue autor intelectual del asesinato del periodista Orlando Sierra (2002), o la aprobación de la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública en México. EFE