BRUSELAS.- La Comisión Europea (CE) presentó hoy los objetivos de su política climática y energética hasta 2030, en medio de las críticas por su falta de ambición, y alegó que permitirán combatir el calentamiento global sin comprometer la competitividad de la Unión Europea.
Bruselas optó finalmente y después de mucho debate por un umbral vinculante del 40 % para el recorte de emisiones de gases de efecto invernadero frente a los niveles de 1990, y otro, obligatorio sólo a nivel europeo, para que las renovables supongan como mínimo el 27 % de la energía que consumen los Veintiocho, todo ello para 2030.
Sin embargo, la CE dejó caer el objetivo de eficiencia energética que sí incluía el anterior paquete clima-energía de la UE para 2020, que fijaba dos objetivos obligatorios del 20 % para el recorte de dióxido de carbono (CO2) y el uso de renovables, y otro voluntario, también del 20 %, para reducir el consumo energético.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, presentó el plan en compañía de los comisarios de Clima, Connie Hedegaard, y Energía, Günther Oettinger, que se mostraron muy satisfechos por el resultado y consideraron que se trata de una propuesta equilibrada.
Barroso subrayó que el objetivo de la propuesta no es otro que el de «construir una economía rica en empleo y a la vez menos dependiente en energía importada», pese a que la nueva meta para las renovables, que no obliga a fijar objetivos nacionales vinculantes, es vista por las organizaciones ecologistas como un paso atrás que podría comprometer el desarrollo de este sector.
La propia Comisión se había mostrado partidaria en el pasado de fijar objetivos obligatorios de renovables y eficiencia energética porque, según sus datos, ayudaría a crear medio millón de empleos en el sector de aquí a 2030.
Esa cifra se sumaría además al 1,2 millón de personas que ya trabajan en la industria de la renovables en la UE, un 30 % más que en 2009 pese a estar viviendo la peor recesión económica en un siglo, recuerda Greenpeace.
Sin embargo, Bruselas se muestra ahora más partidaria de dar flexibilidad a los Estados miembros porque entiende que el mercado de las renovables ya no se encuentra en el mismo punto de partida que cuando se fijaron los objetivos para 2020 y cree que una meta obligatoria a nivel nacional fragmentaría aún más el mercado energético.
Oettinger, que durante las negociaciones defendió que la meta para las renovables no superase el 35 %, declaró que su objetivo es «asegurarse de que la energía sigue siendo asequible para hogares y empresas».
«El marco para 2030 tiene un alto nivel de ambición desde el punto de vista climático, pero también reconoce la necesidad de luchar contra el calentamiento global a menor coste», afirmó el comisario alemán.
Organizaciones ecologistas como Greenpeace, Oxfam, WWF y Amigos de la Tierra criticaron duramente la propuesta de la CE por considerarla un retroceso inaceptable que parece querer frenar la modernización del sector energético de la UE y, en concreto, el avance de las renovables.
«Este plan generará menos empleos verdes, más importaciones de costosos combustibles fósiles y la caída de la esperanza de vida debido a la contaminación», señaló la directora de Greenpeace en la UE, Mahi Sideridou, en un comunicado.
La comisaria de Clima, visiblemente molesta con las críticas de las ONG, dijo que «una cosa es presentar propuestas y otra tener la responsabilidad de ponerlas en práctica», y explicó que lo que ha presentado la Comisión es una propuesta realizable, dirigida a ser aceptada.
Las organizaciones medioambientales incidieron además en que estas nuevas metas no permitirán al bloque europeo contribuir en la medida que se había comprometido a evitar que la temperatura del planeta se eleve por encima de los dos grados centígrados.
«Seguimos comprometidos con el objetivo mundial de los dos grados», recalcó Barroso y subrayó que los esfuerzos europeos por sí solos no sirven para dar cumplimiento a ese compromiso.
La CE asegura que está cumpliendo con su parte del trato, pero reconoce que ha tomado la decisión teniendo en cuenta también los costes de la energía.
Las nuevas metas climáticas, que sólo tienen de momento un valor político, serán previsiblemente respaldadas por los líderes europeos en la cumbre de marzo, pero no se convertirán en propuesta legislativa hasta la segunda mitad del año.
La CE también presentó hoy una medida para reformar el mercado europeo de comercio de emisiones (ETS, por sus siglas en inglés) a partir de 2021, para retirar parte del exceso de permisos de emisión existente y recuperar el precio del carbono.