La condición maternal de la mujer la hace un ser excepcional.

Por José Cabral

La agresión que sufrió con el llamado ácido del diario la joven de 19 años de edad, Yacaira Amarante, por parte de un encargo de su expareja Willy Antonio Javier Monegro, constituye una expresión de la agresividad de la violencia de género, pero al propio tiempo de la nobleza y la grandeza del denominado sexo débil.

Se trata de un caso desgarrador que llega hasta lo más profundo de cualquier persona dotada con una cierta sensibilidad hacia los demás.

Es un caso que aterra y que llena a cualquiera de ira, porque no se entiende como un hombre puede atreverse a algo igual en contra de la madre de su pequeña hija.

Sin embargo, la actitud de Yocaira frente a su desgracia, quien todavía es apenas una niña, una adolescente que aún no ha llegado a la adultez, pero que ya tiene que sufrir la embestida de un hombre que, sin ninguna duda, es peor que cualquier animal salvaje.

Exactamente como ella lo ha definido en una entrevista concedida al periódico Diario Libre, su agresor la dejó muerta en vida, porque jamás su situación de mujer joven podrá ser igual, pero ella mantiene una actitud muy positiva tras pasar por pensamientos de querer atentar en contra de su propia existencia.

Este es un caso muy emblemático de los sufrimientos de la mujer frente a las actitudes violentas de la gran mayoría de sus compañeros, lo cual crea un drama de dolor que llega con mucha crudeza hasta los propios hijos de las víctimas.

Que nadie ponga en duda que el drama más desgarrador de la violencia en contra de la mujer tiene que ver con el sufrimiento a que son sometidos los hijos menores de los que se ven envueltos en este círculo de violencia.

La expresión de Yocaira de que la principal razón de seguir con su vida es su hija, se inscribe en el contexto de las condiciones más hermosas de la mujer, proteger y amar, hasta con la entrega de su propio ser, a sus hijos, sin importar las circunstancias.

Es muy importante que los que hoy detentan el poder puedan acudir en su auxilio para que pueda reconfigurar su rostro y su figura de mujer en plena flor de la juventud y además para que instale su propio de negocio como ella lo anhela.

Este caso indica con suficiente fuerza y claridad la grandeza de la condición maternal y la hermosa psicología de la mujer por lo que Yocaira no ve la vida más allá que darle a su hija lo que ella necesita como ser indefenso y que debe tener toda la protección de sus padres.

Me uno al pedido de Yocaira de que el Gobierno salga en su auxilio como un ejemplo de que el Estado está muy pendiente de la tragedia que viven muchas mujeres por la violencia salvaje e irracional de una gran mayoría de los hombres.