De portada
Crisis general de sociedad es más grave en la medida en que parece distante posibilidad de un cambio real.
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Por Elba García
El país está atrapado en un problema de institucionalidad, de raíces muy profundas, de carácter incluso histórico-cultural, que genera otros flagelos que ponen en un punto muy peligroso a los dominicanos, como son la corrupción generalizada y la impunidad.
Este tipo de falencia se han consolidado en el país como consecuencia de que los que han sido los principales propulsores de una serie de valores no han tenido un seguimiento de sus postulados después de haberse ido de este mundo, por lo que los que han pretendido asumir su legado se han quedado corto en la interpretación y fiel cumplimiento de los principios de esos pro-hombres.
El problema de la izquierda no solo consiste en la falta de metodología y de capacidad de trabajo, sino también de una visión prometedora, sobre todo porque hasta para la elección de sus candidatos generalmente los procesos para este propósito carecen de una sustentación esencialmente democrática.
Otro elemento es que las candidaturas presentadas no llenan las expectativas de la sociedad, ya sea por la presentación de un discurso divorciado de la realidad o por las pocas condiciones personales del aspirante, constituyéndose en un fracaso y como vía de consecuencia una legitimación de las ofertas de la derecha.
Otro elemento que afecta a las propuestas de la izquierda es el hecho de que la sociedad dominicana está muy atomizada y el fenómeno impacta de una forma muy especial a la izquierda, sobre todo por el cuadro que presenta esta corriente, cuyos dirigentes creen saberlo todo y subestiman aquellas preocupaciones que provienen del litoral con una amplia vocación democrática.
Todo ello representan unos escollos difícil de superar y por consiguiente no se vislumbra que en el país pueda surgir una propuesta unitaria de izquierda, cuya candidatura presidencial debe ser el resultado de unas primarias abiertas, pese a los esfuerzos que se hacen al respecto.
De cualquier modo, la principal aspiración de los amplios sectores democráticos de la sociedad, sobre todo de aquellos que no se expresan orgánicamente, es que surja una propuesta que se ajuste a los anhelos de verdaderos cambios en el país.
Sin embargo, lo que manda el panorama que presenta la izquierda dominicana es trabajar para empoderar a un partido con un buen candidato y que al cabo del tiempo se evalúe para ver si llenas las expectativas a partir de lo programático y del perfil del aspirante para sobre la marcha hacer ajustes hasta lograr el propósito buscado y entonces generar que ante las posibilidades de éxito de la propuesta se sumen todos aquellos que quieren el poder, pero desde una perspectiva individualista y grupal.