La Cultura de la Improvisación es Peligrosa en Cualquier Circunstancia.

Siempre hemos planteado que la cultura de la improvisación que deviene de la herencia católica, apostólica y romana  se constituye en una amenaza hasta para la propia sobrevivencia.

El coronavirus es una gran prueba para comprobar lo dañina que es la cultura de la improvisación y de la falta de disciplina.

 Este tipo de virus, altamente contagioso, requiere de una alta disciplina para darle seguimiento al protocolo de higiene que es una arma muy poderosa para evitar que la enfermedad deje consecuencias muy lamentables.

Esa cultura de la improvisación se puede observar hasta en las autoridades nacionales que tienen la responsabilidad de implementar las políticas que pueden evitar una verdadera tragedia nacional.

Esta afirmación se pudo comprobar cuando la señora portadora sana del coronavirus fue dejada ir hacia su casa sin una vigilancia estricta de las autoridades competentes y ocurrió lo que se esperó que ocurriera  y fue la contaminación de otras personas.

En este caso el ministerio de Salud Pública fue fiel a la famosa expresión que dice que el dominicano le pone candado a la casa después que le roban, porque se recurrió a la fuerza pública ya después que la señora había hecho lo que le dio su santa gana.

Probablemente la ignorancia de esta paciente y la irresponsabilidad de las autoridades provocaron lo que se conoce en el lenguaje científico como la circulación comunitaria del virus.

Ahora la cuestión es que no se sabe cuántas son las personas contagiadas como resultado del caso de   Villa Riva, es decir, no se sabe a ciencia cierta cuántos dominicanos  han venido del extranjero con el coronavirus y se han ubicados en sus comunidades y solo el tiempo dirá cuantos son los contaminados.

Esta realidad es el resultado de la ignorancia de la contagiada y de esa cultura de la improvisación y del desorden que afecta a la República Dominicana.

Los resultados de esta conducta ya son  muy caros para el país, donde tratar cualquier enfermedad sencilla, no una pandemia, es un verdadero dolor cabeza.

Los próximos días hablarán por sí solos.