Deficiencias del sistema complican respuestas a accidentes cerebro- vasculares.

La causa principal para que un paciente afectado de los primeros síntomas de un accidente cerebro vascular, que lo puede dejar en estado de invalidez o que le puede causar la muerte, es el tiempo en que éste sea llevado a un centro especializado.

Los expertos en la materia hablan de cuatro horas y media como tiempo máximo para que la secuela de la enfermedad no sea permanente o tal vez que el paciente sea una víctima fatal.

Estos detalles son más que preocupantes porque el Estado no cuenta con políticas públicas focalizadas a una patología que muy bien se podría definir como una epidemia en el país, ya que se habla de alrededor de 19 mil dominicanos que son víctimas de esta enfermedad.

De forma muy concreta y especifica se ha establecido que los accidentes cerebro-vasculares es la segunda causa de muerte y la primera de invalidez en la República Dominicana.

El plan piloto desarrollado por la fundación Japan International Cooperation Agency y la plataforma Join y Join, son dos soportes muy importantes para disminuir el porcentaje de dominicanos que quedan atrapados en medio de una enfermedad que cuando se produce causa una tragedia en la familia y en la sociedad.

Lo más valioso de este plan piloto, que si bien busca alternativas viables para curar a los enfermos víctimas de esta patología, persigue desarrollar medicinas preventivas para el derrame cerebral y mediante asesoría y entrenamiento a través de las tecnologías y de la telemedicina.

En la actualidad el plan piloto se desarrolla en los hospitales periféricos del José María Cabral y Báez, donde vive gente con muy poco poder adquisitivo y que no tiene las condiciones para los compromisos económicos que trae consigo la enfermedad.

Ojalá que las autoridades nacionales a través del Ministerio de Salud Pública entiendan la importancia del esfuerzo, que ya no sólo involucra a neurólogos, sino también a médicos de otras especialidades que se han identificado con el plan.

La participación del Estado de entrada podría ser para mejorar el sistema de movilidad de los pacientes con grandes posibilidades, por los síntomas que presentan, de ser victimas de un ACV isquémico o hemorrágico.

La otra gran ayuda de las autoridades es con la difusión de información para preparar a las familias y a la sociedad cuando una persona del entorno presenta algún síntoma de que puede padecer un derrame cerebral para que pueda encender la voz de alarma con las instancias competentes para ofrecer la ayuda necesaria.

Esos dos aspectos serían un gran aporte para por lo menos disminuir el impacto de esta enfermedad en el seno de la sociedad dominicana.