Las potencias imperiales no han abandonado su política de colonizar a aquellos pueblos de economías débiles y vulnerables.
En consecuencia, todavía hay ejemplos vergonzantes de colonización, independientemente de todas las convenciones internaciones que la consideran como una afrenta a la dignidad de los pueblos.
Una muestra que hoy persiste es la colonización de Puerto Rico y de otras naciones que hasta su moneda es una clara expresión de su dependencia.
Pero como ya la política imperial se expresa con una multipolaridad que el fenómeno se extiende a prácticamente todos los continentes, porque igual ocurre en el asiático con Taiwán, Hong Kong, entre otros territorios, pero el problema está presente también en lugares como Ucrania y en el mundo árabe, donde hay países que responden a los diversos intereses de las grandes potencias.
Esta lucha por la hegemonía del mundo también está acompañada de una gran hipocresía, porque mientras en Estados Unidos se invierten miles de millones de dólares para contrarrestar la invasión rusa a Ucrania, asumen la misma practica en aquellos países que están bajo su influencia.
Y precisamente esta es la explicación de la doble moral del Gobierno de los Estados Unidos, porque es un error pensar que el documento emitido por la embajada de los Estados Unidos haya sido elaborado por esta sede diplomática, ya que no merece explicarse que esta instancia no puede hacer nada sin que el Departamento de Estado lo autorice.
En pocas palabras, se debe decir que acusar de mentir a la embajada de los Estados Unidos, la misma es extensiva hacia el gobierno del presidente de Joe Biden, porque las sedes diplomáticas no son más que una dependencia del órgano encargado de dirigir la política exterior de la potencia del norte.
De manera, que la acusación de racista en contra de las autoridades dominicanas proviene del Gobierno federal de los Estados Unidos, que se supone que autorizó la publicación del referido comunicado.
En esa virtud, debe decirse que las negociones al respecto deben producirse al más alto nivel, es decir, entre los presidentes de ambas naciones, porque de no ser así las cosas se estarían manejando por las ramas, no por el tronco.
El conflicto surgido entre Estados Unidos y la República Dominicana es un problema fundamentado en un asunto geopolítico, de colonización y de dependencia, lo cual generalmente termina cuando el más grande y más poderoso se sobrepone a los deseos y las pretensiones del más pequeño