Toda la sociedad dominicana sabe que la escasez de agua tiene su razón de ser en la irresponsabilidad con que se maneja el Estado.
Cuantas han sido las veces que sectores preocupados con la crisis de agua que le podría sobrevenir al país han denunciado con mucha responsabilidad a sectores que contribuyen con la muerte de recursos acuíferos vitales para la producción agrícola, la seguridad alimentaria y para el consumo humano del preciado líquido.
La marginación social que se expresa con la construcción de viviendas en las riveras de los ríos y con el consecuente uso de su cauce para necesidades fisiológicas, el depósito de desechos sólidos en los ríos por parte de muchas empresas y la deforestación irresponsable de personas que comercializan madera, quienes cuenta generalmente con el apoyo oficial y la tala parte de una población haitiana que tiene una cultura depredadora del medio ambiente.
Hay una gran diversidad de factores que contribuyen con el deterioro de la biodiversidad y todo el ecosistema nacional, constituyéndose en una amenaza para la preservación de recursos tan importantes como el agua.
Es como si a nadie le importara lo que parece no estar muy lejos, una peligrosa escasez de agua que se llevaría de paro todo, absolutamente todo, donde terminaría la producción de los alimentos que necesitamos día a día, sin el preciado liquido para disfrutar de un baño y para coser los alimentos que sin ellos definitivamente no habría vida.
Entonces como entender la irracionalidad de los gobernantes, en este caso de los dominicanos, encabezados por el Presidente Danilo Medina.
Es un problema el de la escasez del agua que va de la mano con el cambio climático y otros fenómenos que hacen invivible el planeta, pero en este caso a un país llamado República Dominicana, donde cada día se maneja sin miramiento el corte indiscriminado de árboles y la emisión de dióxido de carbono mediante el uso de combustibles fósiles, cuyo parque vehícular ya ronda por casi los cuatro millones, sin que nadie le importe.
Se sabe de más que el exceso de dióxido de carbono se acumula en la atmósfera y contribuye al cambio climático y que solo los árboles absorben el mismo, cuando remueven y almacenan el carbono al tiempo que liberan oxigeno al aire.
Ellos, los árboles, absorben olores y gases contaminantes, como los óxidos de nitrógeno, amoniaco, dióxido de azufre, así como ozono, y filtran las partículas contaminantes del aire, atrapándolas en sus hojas y corteza.
A caso se desconoce que los arboles refrescan las calles y la ciudad, que ellos protegen a los niños de los rayos ultravioletas, que estos previenen la contaminación del agua, que reducen la violencia, que proporcionan alimentos y que sanan a los enfermos, que son los que generan la lluvia, entonces por qué no protegerlos y diseñar una política nacional de corte racional y científica para que la gente viva más.
Que se entienda de una vez y por todas que sólo la improvisación, la irresponsabilidad, la promoción de la impunidad y la deficiencia institucional son las causas del cambio climático, la escasez de agua y la contaminación de todos los recursos acuíferos del país, así como también esa falta de visión y la complicidad con lo mal hecho que lo daña todo, son los motivos de que los dominicanos hoy no disfruten plenamente de un líquido tan vital para la vida como el agua.
Que quede claro, que la escasez de agua no está desvinculada de la irresponsabilidad de los gobernantes que se ha dado el lujo de tener el país.
Y todavía es poco.