UNIÓN EUROPEA. Abdalah, palabra árabe que significa servirle a Dios y precisamente con ese nombre fue bautizado un abogado, político y cantante ecuatoriano que se convirtió en una especie del “MECÌA” del país o mejor dicho la esperanza nacional en momento que esa nación pasaba por difíciles momentos, sobre todo en el aspecto económico y hasta político si se puede decir.
Abdalah Bucaram, (El Loco) como le conocen en su país, proveniente de una familia de 12 hermanos de descendencia árabe-libanesa, cuando fue bautizado con ese nombre nunca se imaginó que iba a lograr conseguir la más alta magistratura del Ecuador, a pesar de que muchos de sus parientes han tenido posiciones de altos relieves en esa nación sudamericana; desde alcaldes, congresistas y otras de no menor importancia.
Cuando Bucaram se propuso alcanzar la presidencia de la república tenía todos los índices a su favor, ya que era muy conocido como joven profesional y cantante integrante de una agrupación musical muy popular de su país, fue por ello que no tuvo que hacer muchos esfuerzos para lograrlo y lo logró, cuando un día 10 de Agosto de 1996 se invistió como el primer mandatario ecuatoriano, ese día vio su gran sueño realizado.
Abdalah Bucaram, como había prometido, de inmediato comenzó a tomar medidas, medidas éstas que fueron consideradas por su gobierno como necesarias para la estabilización económica del país, sin embargo esto no fue visto de tal forma por la clase oligarca y otros sectores y fue así como de inmediato comenzaron sus problemas de estabilidad como presidente.
Bucaram o El Loco como le hace llamar, anunció un sin números de medidas de privatización de empresas y territorios, lo que creó malestar entre los empresarios y terratenientes del país y estos no se hicieron esperar.
El día 6 de Febrero de 1997 el Congreso Nacional compuesto por 82 diputados y de forma arbitraria con una votación de 45 miembros lo expulsaron del poder, alegando incapacidad mental para gobernar los destinos del país, que a pesar de que le llaman el loco, él estaba muy bien de sus cabales y así en tan solo unos meses se le acabó la euforia con la que el pueblo lo llevó al poder.
Esto fue una especie de “Golpe de Estado”, algo parecido como lo que hicieron con José Manuel Zelaya en Honduras o Fernando Lugo en Paraguay en el pasado reciente, recuerdo a pesar de mis pocos años como sucedió el golpe de Estado contra Salvador Allende en Chille en el año 1973, cuando este último anunció la privatización de la industria del cobre y otras medidas populares tendentes a las que toman los regímenes socialistas.
El gobierno se Allende fue el primer gobierno de carácter marxista elegido por el voto popular en el occidente, pero solo tuvo una duración de tres años desde el 4 de Noviembre de 1970 al 11 de Septiembre de 1973 cuando fue derrocado por las garras militares encabezada por Augusto Pinochet, luego de que el Congreso Nacional, que de hecho se encontraba en mano de la oposición el día 10 de Agosto de 1973 lo acusara de tomar medidas temerarias, cuando este trató de establecer un sistema de carácter socialista para Chile. Pero no solo esto hizo acabar con el gobierno de Allende, algo importante en este capítulo también lo fue la huelga general de los camioneros entre otros factores de no menos relevancias.
Desde su derrocamiento, Abdalah Bucaram, está siendo perseguido como prófugo de la justicia de su país, actualmente vive en exilio en Panamá, es decir la euforia del pueblo ecuatoriano solo tuvo una duración tanto así como lo que dura una cucaracha en un gallinero hambriento, aunque se dice que su derrocamiento fue muy arbitrario y contrario al apego de las leyes electorales y propulsado por los sectores más recalcitrantes de su historia, aunque la República del Ecuador hoy vive con un sistema político relativamente estable en manos de su actual presidente Rafael Correa.
Estos no son malos augurios, pero de verdad debemos echarle un vistazo a la historia, ya que El Loco, comenzó de buena fe y queriendo dar lo mejor de él a su amado pueblo, pero no llego a completar ni siquiera los seis meses de prueba que se le debe dar a todos los nuevos gobernantes y su sueño fue truncado por lo que quiso hacer, servir a su país como su nombre lo dice “servidor de Dios”.
Por Olga Capellán