Los discursos de los responsables de la gran desgracia nacional, cuyas acciones han arruinado la credibilidad de la democracia, pone al ciudadano comprometido con una mejor sociedad frente a una realidad que demanda que se asuman grandes retos en contra de los falsantes de la clase política nacional.
Definitivamente debe haber algo que hacer, porque los engaños en contra de la gente toman cuerpo y los responsables de los grandes desfalcos del patrimonio nacional ahora se exhiben como los paladines de una bonanza ficticia y manipulada.
Todos tienen sus bolsillos llenos de dinero sustraídos del patrimonio nacional, pero hablan con gallardía de moral y de ética cuando ellos son los principales responsables de la desaparición de esos valores y de la imposición de antivalores que amenazan la propia supervisión de la nación.
El colmo del cuadro que vive el país es que los sinvergüenzas se apoyan en la doble moral para recorrer pueblos y calles del territorio nacional con un discurso que sólo es creíble en el seno de su propia familia.
Esta doble moral advierte que los dominicanos nos dirigimos hacia una sociedad sin la más mínima credibilidad y que de estos descarados volver o seguir en el poder la gente de este país no va a valer una guayaba podrida.
Será una vergüenza exhibir un pasaporte dominicano en tierras extranjeras, porque por el camino que vamos la comunidad internacional nos verá como una crápula de país, donde los ladrones están de fiesta permanente y frente a todos.
Y lamentablemente en lo que respecta a esta realidad no se puede sacar a nadie, a ninguno de los partidos, ni pequeños y grandes, ni de izquierda y derecha, porque tanto unos como los otros son responsables del gran descredito nacional.
El problema está en que en la medida que pasan los años, los siglos, los partidos desacreditados y llenos de estafadores se consolidan en el escenario nacional y las personas de a pie viven un sufrimiento eterno, hasta que mueren sin un ataúd donde sepultarlas.
Cualquiera se resistiría a creer que los dominicanos se dejarán engañar otra vez por un partido que duró veinte años en el poder y que lo que más puede exhibir es el desfalco del erario y cuyo comportamiento ha permitido que muchos de sus dirigentes hoy sean multimillonarios con el dinero del contribuyente.
Ojalá que lo dicho por Danilo Medina, quien pretende convertirse en el paladín del engaño y la mentira, sea asumido exactamente como eso por las grandes mayorías nacionales, una estafa más de las tantas que ha sufrido.