La corrupción administrativa ha dejado peores resultados en la República Dominicana que cualquier fenómeno natural o pandemia como el Covid-19.
Ha sido tanta la corrupción que este flagelo es el padre de las intervenciones armadas que se han producido en el país durante los años 1916 y 1965.
Es más, los sectores pensantes del país sostienen que la corrupción se ha llevado tanto dinero de las arcas nacionales que la cantidad sustraída permitiría construir tres o cuatro republicas nuevas y más modernas.
La corrupción, aunque es un fenómeno desde el propio surgimiento de la humanidad, lo cierto es que la misma en cada territorio tiene sus propias particularidades.
En el caso de la República Dominicana, donde los políticos se llenan los bolsillos con una total garantía de impunidad, cuyo fenómeno no solo es propio del sector público, sino también del privado, ha convertido este asunto en una cultura nacional.
Por esta razón, es tan importante que los resultados ahora sean diferentes y que haya un verdadero régimen de consecuencias.
En tal virtud, el Ministerio Público tiene una responsabilidad histórica, nunca vista, en la sociedad dominicana, porque por lo menos en estos primeros meses del Gobierno parece que no será fácil que haya influencia del Ejecutivo en este órgano tan importante para perseguir el crimen y el delito.
Pero debe advertirse que si la persecución con las pruebas necesarias no llega hasta la cabeza de la corrupción se perdería la credibilidad y a partir de ahí volveríamos al punto inicial de cuando se inició el presente Gobierno cuando nadie creía en el Ministerio Público.
No es que hayan persecuciones y condenas que pongan en peligro y vulnerable el estado de derecho, sino que las cosas se hagan sin que intervengan los intereses político-partidistas como ocurre desde hace décadas y que es la causa de que la democracia dominicana sea tan débil y poco creíble.
Pero ello no puede ser un motivo para no tomar las acciones pertinentes para que en la Republica Dominicana se siente un precedente que perdura desde ahora y para siempre.
Danilo Medina por todas las evidencias que comprometen su responsabilidad penal debe ser investigado para bien de la sociedad dominicana y si hay pruebas que lo inculpen que page por sus errores, pero si es lo contrario que continúe por el camino que entiende mas saludable para su vida.
Así de sencilla o de compleja es la cuestión.