Improvisación y Falta de Planificación Amenazan país por Posible Ocurrencia de Gran Terremoto.

Por Elba García

Este movimiento telúrico pone nuevamente sobre el tapete el peligro que corre el país por los altos niveles sísmicos que caracterizan a la República Dominicana, donde hay activas una serie de fallas que están localizadas en diferentes puntos del territorio nacional.

Nadie sabe con exactitud cuando llegaría un gran terremoto a la República Dominicana, aunque se ha podido determinar científicamente que los fenómenos telúricos ocurren cíclicamente, es decir, cada 70 años.

Si es así, entonces el país está en el momento de que pueda haber un terremoto que supere los 7 grados, cuyos daños serían cuantiosos, tanto en materiales como en vidas humanas.

Un terremoto de esta magnitud tiene la capacidad de tumbar edificios y de convertir en ruinas cualquier lugar que no se rija por un código de seguridad que implique  la fiscalización  minuciosa de la construcción de edificios y viviendas para detectar aquellos que sean levantados al margen de las medidas antisísmicas que establece la ley sobre la materia.

Es común escuchar que el país tiene todas las leyes del mundo, pero que los niveles de tráfico de influencia y de corrupción generalizada impide su aplicación, lo cual pone en peligro la vida de la gente por la irresponsabilidad de las autoridades frente a una amenaza que late permanentemente sobre la nación.

Este problema va de la mano con otros que también amenazan la seguridad del dominicano, como por el ejemplo, el manejo irresponsable de los recursos hídricos y en consecuencia el país comienza a tener lo que muy bien podría convertirse en una grave escasez de agua.

La isla hoy sufre como consecuencia de la impunidad y la indiferencia oficial de la contaminación de prácticamente de todos sus recursos hídricos, cuya voz de alarma surge cuando ya la gente padece una escasez que es un peligro para todos.

En lo que respecta a la cuestión sísmica, una serie de expertos en la materia han advertido durante años como en la República Dominicana se construye a troche y moche y que esas edificaciones no son levantadas sobre la base de un código anti-sísmico y en consecuencia  el país frente a un terremoto de más de siete grados podría tener una gran tragedia nacional.

Se estima que una cantidad significativa de las construcciones se irían al suelo por haber sido levantadas con una serie de vicios que constituyen un peligro público, principalmente las escuelas levantadas después de la aprobación del cuatro por ciento, cuyo setenta por ciento no resistiría un fenómeno de esta naturaleza.

Sin embargo, a nadie le importa el tema del peligro que amenaza al país frente a una posibilidad muy alta de que sufra un terremoto de unos siete grados, pero la irresponsabilidad es aun mayor y  revela los niveles de falta de planificación y de improvisación y  el hecho de las autoridades permitir la construcción en zonas donde estaría el epicentro de un gran terremoto, como el norte del municipio de Santiago, por donde pasa una de las fallas mas peligrosas que se inicia en Montecristi, pasa por la Cordillera Septentrional y entra a Ojo de Agua en Salcedo y muere en la fosa de Milwaukee en Samaná.

La Cordillera Septentrional en la parte norte de la ciudad de Santiago está llena de viviendas que han sido construidas sin tomar en cuenta el peligro que representa la mencionada falla tectónica, cuyas urbanizaciones levantadas en la falda de esa loma representan una radiografía parcial de la cultura de la improvisación y la irresponsabilidad del Estado.

En los últimos años el país se ha llenado de grandes torres, principalmente de viviendas y de oficinas, cuyo nivel de supervisión ha sido prácticamente nula, pero ese crecimiento vertical es una bomba de tiempo ante la ocurrencia de un terremoto que supere los siete grados.

Los gobiernos que se han sucedido en el país le ha importado muy poco el crecimiento vertical de la República Dominicana, sin acogerse a un código anti-sísmico como lo establece el Reglamento R-001, que dispone el análisis y diseño sísmico de las obras, el cual fue elaborado y aprobado en el año 2011 por el Ministerio de Obras Públicas.

En el caso sísmico, en la República Dominicana es aplicable la expresión que revela que la cultura de la improvisación y de falta de planificación que dice: «el dominicano le pone candado a la casa después que le roban».