Por Elba García
El presidente Donald Trump cumple hoy los primeros cien días en la Casa Blanca con un balance negativo en su gestión de gobierno.
El 45 presidente de la nación más poderosa del mundo no ha podido cumplir con prácticamente ninguna de sus promesas de campaña, colocándolo además como el jefe de Estado más impopular de este país en toda su historia republicana.
Trump ha emitido una serie de órdenes ejecutivas en el campo migratorio que han sido bloqueadas por el poder judicial por tener vicios de inconstitucionalidad, pero además le ha sido prácticamente imposible sustituir el sistema de salud, conocido como Obamacare.
Ahora Trump se aboca a introducir en el Congreso una reforma fiscal que parece arrancar mal, porque los legisladores y amplios sectores de los Estados Unidos ven el proyecto como un traje a la medida para el emporio de su propiedad.
No hay hasta los primeros cien días ningún logro significativo de un presidente que ganó y llegó a la Casa Blanca sobre la base de una campaña de odio y con la promesa de implementar medidas ultranacionalistas y proteccionistas, las cuales lesionan gravemente a sus vecinos y demás aliados de la potencia del norte.
El presidente Donald Trump se dirige a sumergir a los Estados Unidos en un retroceso centenario de su democracia, dado que sus acciones ponen en peligro los altos niveles de institucionalidad y del estado de derecho.
Sin embargo, la fortaleza del orden jurídico ha bloqueado las intenciones de un presidente que no entiende, por ejemplo, el tema de la globalización como fenómeno económico beneficiario de la potencia más poderosa del mundo, sobre todo porque tiene grandes ventajas en términos de competitividad.
Trump ha demostrado no entender que la democracia en los países latinoamericanos tal vez no ha colapsado porque este país se ha convertido en un refugio de los más pobres de estas naciones, lo cual les ha quitado presión social a unos gobiernos que se rigen por una política, más que de bienestar social, de corrupción e impunidad.
Se vislumbra que Donald Trump podría estar frente a otro fracaso con su reforma fiscal por los conflictos de intereses que se presentan en el proyecto presentado en el Congreso y que además el mismo constituye una amenaza de profundización del déficit fiscal por los ingresos que dejaría de percibir la economía y que parece ser un plan para beneficiar a los grandes capitales y corporaciones, incluyendo la suya propia.
Los días por venir no auguran un buen desempeño de una administración que se caracteriza por la irracionalidad y los conflictos de intereses, cuyas consecuencias podrían ser una baja más significativa en la popularidad del mandatario y quién sabe que otra cosa que podría implicar la salida a destiempo de Donald Trump de la Casa Blanca.