Opinión
¿La Mentira es un arte y una Cultura?
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Por José Cabral
Dice este brillante hombre de letras ya fallecido, que eran impresionantes las mentiras que se inventaba cuando era niño y aun en la adolescencia.
E incluso él atribuía su talento para escribir a el arte que tenía para mentir, es decir, que de acuerdo al autor de Cien años de Soledad, la mentira es un talento.
Entonces si se toman como referencia esas revelaciones de García Márquez, en la República Dominicana tenemos casi todo un país que se parece a él.
El dominicano miente porque muchas veces busca acogerse a la llamada cultura de la apariencia, la cual también ha dejado consecuencias lamentables en mucha de nuestra gente.
Si un dominicano tiene una casa en construcción y se le pregunta que cuál es la inversión económica que lleva, siempre será de millones, aunque la misma sólo tenga un par de hileras de blocks.
Si compra una buena camisa siempre habla de un precio que supera varias veces el valor real y la cosa se complica mucho más cuando se trata de darle valor a un negocio.
¡Ay mama¡ y cuando se trata de repostar cualquier información que no parezca lógica, entonces el dominicano es abogado, ingeniero, médico y hasta especialista en cuestiones aún más sofisticadas.
De manera, que el país pudiera estar mucho mejor porque con millones de Gabriel García Márquez cualquier gobierno o país se siente orgulloso, pero además tuviera posibles premios nóveles de literatura.
La mentira entre los dominicanos se ha convertido, no sólo en una cultura, sino también en un arte.
¿Esa cultura es propia de nuestra herencia histórico-cultural o realmente es un legado de los políticos que son especialistas en decir lo que no es?
No tengo la certeza de la causa de las grandes mentiras del dominicano, pero de lo que sí estoy muy seguro es que cuando dice 10, tal vez se trata de uno.
Es difícil tomarle la palabra a nuestra gente, porque siempre son los protagonistas de la película y tienen lo que no tienen y para colmo lo suyo vale más que lo demás.
Entonces somos un país con tanta gente con condiciones para escribir o contar grandes cuentos y novelas que podrían aprovechar ese talento para no sólo decir mentiras, sino para escribir grandes obras literarias.