Opinión

La Parte Buena y la Parte Mala de las Redes Sociales

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Por José Cabral

La llegada del internet fue como una especie de salvación para los más débiles frente al monopolio y la colonización de la información y de la opinión, porque más del 90 por ciento de los contenidos de los medios de comunicación proviene de naciones que agreden, además, política, económica y socialmente a los demás pueblos, principalmente a los del llamado tercer mundo, cuya mayoría están localizados en América Latina y en el África Sub-sariana.

La lucha por la democratización de la información y la opinión data de muchos años, incluyendo la época en la que la Organización de las  Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura (UNESCO) desarrolló planes para romper con lo que se conoce como el libre flujo de la información por un Nuevo Orden Informativo Internacional.

Y la llegada del internet, tecnología salida de las propias entrañas de la sociedad que ocupa la categoría de imperio por haber llegado a la fase superior del capitalismo y que protagoniza no sólo el monopolio y la colonización de la información y la opinión, sino que además había sido la responsable de la negación del derecho a la autodeterminación de los pueblos latinoamericanos y africanos, ha sido una gran bendición.

El internet, tecnología que tiene su origen en el pentágono norteamericano, hoy constituye una arma muy poderosa en contra de esos mismos intereses, porque a través del mecanismo usado para protagonizar invasiones militares, luego termina, sin querer que así fuera, dotando a los que no tienen voz de una arma muy poderosa como las redes sociales.

El internet ya ha servido para derrocar dictaduras y monarquías, como ocurrió con la llamada primera árabe que se llevó de paro a varios gobiernos de esa parte del mundo, cuya motorización vino después que jóvenes apelaran a esta tecnología para organizar grandes protestas en contra del hambre y la miseria de la mayoría de sus habitantes, donde se reportaban altos índices de desempleos, lo cual era un obstáculo para que la gente decidiera formar una familia.

Pero hay muchos más fenómenos que han sido motorizados por la tecnología del internet, por lo que nadie puede negar el impacto de éste en el mejoramiento del respeto del derecho a la información y la opinión de los que no tienen voz, dado que la gente no tenía derecho a la palabra en unos medios de comunicación tradicionales cuya propiedad pertenece a grandes consorcios nacionales e internacionales.

El internet rompió con la era de la comunicación unidireccional y la transformó en multidireccional para acabar con un monopolio y una colonización de la información y la opinión que ha devenido en una mejoría de las democracias en todo el mundo.

Sin embargo, las redes sociales también han traído su parte mala, como la que tiene que ver con el que la usa para difamar e injuriar a otros, hasta por hobby, lo cual desnaturaliza la idoneidad de tan importante logro tecnológico.

Lo peor de todo es que quien incurre en semejante abuso de las redes sociales esconde su identidad, porque se trata precisamente de un irresponsable que no es capaz de dar la cara para afrontar su atrevimiento, lo cual también indica de que se está frente a una mentira para hacer daño.

Lo que pasa es que hay gente, tal vez la mayoría, que asume como cierta cualquier campaña injuriosa y difamatoria de cualquier ser del bajo mundo lleno de malas pasiones y con sentimientos no nobles y que muchas veces su capacidad no alcanza para llegar más lejos que vomitar mentiras e insultos en contra de alguien con quien pudo haber tenido una diferencia o sencillamente porque no coincide con sus puntos de vista.

Son muchísimas las razones por las que los malos que están diseminados por doquier deciden difamar a otros, como por ejemplo aquellos que también matan por razones muy poco entendibles, ya que hay de todo en la viña del señor, expresión bíblica que describe el panorama que queremos presentar a los lectores.

Frente al grave problema de lo bueno y lo malo que representa la maravillosa tecnología del internet, no habría otra opción que apelar a una frase muy popular, que en cierto modo es una especie de resignación que dice: No hay nada bueno que por mal no venga, y lo contrario: No hay nada malo que por bien no venga.

Lo que se impone frente a la corriente injuriosa y difamatoria que se desarrolla por el internet es enfrentarla con los mecanismos que establece la ley sobre la materia, sobre todo después de que la misma circunstancia ha llevado a los Estados a desarrollar o crear legislaciones para los delitos de alta tecnología con sanciones muy severas para los que incurran en los mismos.

No queda de otra.

 

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