Editorial
La percepción es una gran trampa para la sociedad dominicana.
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El mejor ejemplo lo representa un político que, aunque con su discurso parece de estos tiempos, pero en realidad es del pasado porque ha terminado seriamente comprometido con lo peor.
Se trata del doctor Leonel Fernández, quien se pasó años antes de llegar a la Presidencia de la República con posiciones aparentemente sinceras, pero que al final se ha demostrado que no eran otra cosa que retórica política.
Por esta razón, la Fuerza del Pueblo y su líder se oponen a que la independencia del Ministerio Público cuente institucionalmente y que no dependa de la voluntad y los intereses del partido de turno.
Esa ahora mismo es una necesidad urgente, lo cual se determina por los grandes robos cometidos en contra del patrimonio público.
El fenómeno de la corrupción es lo que explica la existencia de un símbolo de ese antivalor como Félix Bautista y de un Alexis Medina, quienes han acumulado fortunas enormes apropiándose de los fondos públicos.
Lo propio hay que decir del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), cuyos multimillonarios son realmente difícil de contar por lo grande de la cantidad y establecer un Ministerio Público independiente es como amolar cuchillos para su propia garganta.
De modo, que es entendible la oposición de partidos como el PLD, la FP, el PRD y el PRSC, los cuales han sabido jugar con la tranquilidad y la salud económica de la nación.
De este grupo de partidos no es que se saque al PRM, porque en definitiva tiene la misma concepción para la implementación de políticas públicas y también ama la corrupción, pero por su posición circunstancial de estar en el Gobierno y frente a una ciudadanía empoderada, quiere ofrecer lo que no puede dar.
Pero sea demagógica o no la propuesta del PRM, lo cierto es que el país necesita reajustar la Constitución de la República con modificaciones que fortalezcan los niveles de institucionalidad del Estado para por lo menos disminuir el peligroso lastre de la corrupción administrativa.