La previsión, tan necesaria como la información a tiempo

Prevenir es uno de los lujos que no suelen darse los dominicanos.

Es este un verdadero desafío del presente y el porvenir.

No prevenir es convocar al desastre en un país en permanente riesgo de este tipo de eventos catastróficos.

El país apenas conoce la cultura de la a veces vital previsión.

La Providencia no siempre está disponible cuando se le llama a acudir en auxilio de los más necesitados.

Ese medagalanarismo tiene que cambiar para siempre si no queremos seguir resbalando sobre el mismo lodo y repitiendo los mismos errores.

¿Qué puede hacerse, por ejemplo, ante la realidad de los fenómenos meteorológicos severos que siempre nos amenazan y que dejan incomunicadas comunidades enteras?

Una de las que nos permitimos sugerir es la de tener un gran almacén de acopio de piezas necesarias para construir un puente en unas cuantas horas.

Asimismo, tener disponible un personal entrenado y especializado en la mitigación de desastres.

Que no haya que estar improvisando después de pasar los fenómenos.

En esos almacenes debe haber suficientes casas de campaña para miles de personas que inmediatamente cuando se aleja por ejemplo un ciclón, quedan a la intemperie.

Si como se ha anunciado, no se va a robar y hay un plan ético de gobierno, la previsión debe estar incluida en  él.

Y no se practica porque siempre hemos vivido a lo que deje el día, como chivos sin ley.

Pero esa situación puede cambiar educando a la gente, entrenándola para que además de sobrevivir a las contingencias, sepa evitarlas eficazmente.