Periodismo Interpretativo

La Procuraduría como Instrumento de Manipulación en Favor de la Impunidad

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Por Elba García

No hay un sólo proceso legal que tenga la suficiente credibilidad cuando proviene como acusador del órgano responsable de la persecución del delito y el crimen, como lo es el Ministerio Público.

Esta conclusión no es caprichosa ni aventurera, sino que parte de lo que ha sido la conducta de la Procuraduría General de la República, porque cuando se inició el proceso de investigación de los Súper Tucanos se ofrecieron detalles de las andanzas al respecto del senador de la provincia Hermanas Mirabal, Luís René Canaán.

Tanto fue así que se dieron detalles que justifican imponer medidas de coerción a los empresarios  Daniel Aquino Méndez y Daniel Aquino Hernández, porque de acuerdo a la Procuraduría General de la República, el legislador fue quien involucró a éstos en los ilícitos penales cometidos, sobre todo por sus vínculos familiares.

Luís René Canaán.

Los detalles fueron muy precisos y puntuales, como ejemplo, que el senador Canaán había viajado a los Estados Unidos conjuntamente con uno de los imputados, el coronel  Carlos Piccini Núñez, para coordinar el recibimiento del dinero pagado por el soborno.

Canaan, quien políticamente ha sabido saltar de un lado a otro en las confrontaciones entre las diferentes tendencias que operan al interno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), porque primero perteneció al grupo de Leonel Fernández, pero luego se pasó al lado de Danilo Medina cuando éste último asumió el control del Estado, parece que logrará, por los vínculos que tiene en el poder, no ser procesado en el presente caso.

Ese paso que es una de las vertientes del tranfuguismo político, porque el mismo se observa también a lo interno de las organizaciones cuando la correlación de fuerzas favorece a una corriente más que a otra, lo cual parece ser una jugada magistral de este legislador, porque ello se ha constituido en una garantía de impunidad e impide que las garras de la justicia lleguen hasta él.

Ahora Luís René Canaán tiene los bolsillos llenos de dólares del soborno de los Súper Tucanos, pero no tiene a que temer, dado que la Procuraduría General de la República parece que fue llamada a capítulo por su jefe, el presidente Danilo Medina, de que este hombre jugó su papel en la modificación de la Constitución para restablecer la reelección  presidencial y que de alguna manera se le debe pagar ese favor.

La exclusión de Luís René Canaán  libera de una acusación penal a una ficha del tablero político del presidente, sobre todo porque si el mandatario intentara buscar una nueva repostulación, no sólo puede contar con su apoyo, sino que con el beneficio de su impunidad en el caso de los aviones Súper Tucanos, permite que otros legisladores puedan incurrir en otros delitos del mismo tipo o tal vez peores con la seguridad de que no  habrá consecuencias penales en su contra.

De lo que sí puede estar seguro el Presidente de la República y todos los peledeístas es que la Procuraduría General de la República pierde totalmente su credibilidad, porque nadie podrá confiar en un órgano que más que perseguir la corrupción lo que hace es estimular la impunidad, lo cual tiene un efecto político y social demoledor, porque de alguna manera se envía el mensaje a la sociedad de que debe buscar justicia recurriendo a la vía de hecho o con sus propias manos,  no mediante un proceso oral, público y contradictorio.

Por no mencionar otros, El casos Odebrecht y Súper Tucanos han terminado con la poquita credibilidad que le quedaba al sistema de justicia de la República Dominicana, ya que los propios jueces de la Suprema Corte de Justicia han jugado su papel como quintas columnas del partido de gobierno y de los corruptos que se han enriquecido con el patrimonio público.

Los sometimientos en los mencionados casos, más que unos procesos para combatir la corrupción administrativa, se han constituido en un instrumento para promover la idea de que todo lo que pasa en el entorno del Gobierno no tiene castigo y que la aplicación de la justicia sólo tiene sentido cuando se trata de opositores o de personas que se dedican al raterismo  o a la delincuencia de baja monta.

El presidente Danilo Medina y el Partido de la Liberación Dominicana pueden cantar victorias porque en la República Dominicana estamos ausentes de una ciudadanía responsable y además porque la miseria campea por doquier, lo cual lleva a la gente a darle más importancia al clientelismo y al asistencialismo, promovidos desde el Gobierno con el Bonogas, el Bonoluz y otras herramientas políticas implementadas por los gobernantes de turno para mantener en el atraso y en la pobreza relativa y extrema a las grandes mayorías de los dominicanos, más que presionar por una verdadera política de persecución de la corrupción.

La exclusión del senador Luís René Canaán del expediente de los Súper Tucanos lo salvará de un enjuiciamiento penal o jurídico, pero no del social y el político, los cuales están en marchas desde el primer momento que se dieron los detalles de sus acciones para robarse el patrimonio público en componenda con una empresa extranjera.

En estos casos sólo el pueblo tiene la última palabra, principalmente, cuando llegue el proceso electoral, porque todo aquel que dé su voto en favor de este legislador, sencillamente se hace cómplice de sus inconductas, porque lo normal sería que reciba el castigo social y electoral que se merece conjuntamente con los responsables de excluirlo de semejante acto delincuencial y de otros que tienen que ver con el contrabando de dinero y armas por la zona norte de la Dirección General de Aduanas.

Ya la Procuraduría General de la República Dominicana más que un órgano para perseguir el delito y el crimen y resarcir a la sociedad de los daños causados, es un mecanismo para justificar lo mal hecho, sobre todo de aquellos con los que, sin importar el delito o el crimen cometido, se tiene coincidencia política.

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