De portada
Protesta violenta en Brasil es modelo de lucha política que es réplica de intolerancia política de la ultraderecha norteamericana.
Notice: Undefined variable: post in /home/larepublica/public_html/wp-content/themes/zox-news/amp-single.php on line 116
Notice: Trying to get property 'ID' of non-object in /home/larepublica/public_html/wp-content/themes/zox-news/amp-single.php on line 116
Miles de seguidores del derrotado presidente de ultraderecha Jair Bolsonoro de Brasil ocuparon los tres poderes del Estado en una reproducción al pie de la letra de lo ocurrido en los Estados Unidos por los partidarios de un personaje siniestro como Donald Trump.
Este modelo de lucha se constituye en una negación de los sistemas medularmente democráticos, ya que la vía para determinar el gobierno que el ciudadano de cualquier país se busca dar tiene que ser primero a través de un debate de las ideas y segundo mediante la votación, la cual descansa en el derecho constitucional de elegir y ser elegible.
Lo grave de esta conducta y comportamiento es que además esas acciones se constituyen en una grave y peligrosa amenaza de la poca o mucha institucionalidad que haya logrado un país, las cuales se circunscriben por el momento a los Estados Unidos y ahora con la réplica de Brasil, cuyos manifestantes abiertamente han pedido a las Fuerzas Armadas que impida el ejercicio del poder a los que legítimamente fueron elegidos para dirigir los destinos nacionales.
El no enfrentar con la dureza que demanda el caso las referidas protestas e incluso las que se puedan producir a partir de ahora se podría estar hablando de un modelo de disentir que se podría extender a prácticamente todos los países del mundo, pero principalmente hacia las naciones del llamado tercer mundo, las cuales tienen una larga tradición de gobiernos dictatoriales y de ultraderecha.
El asunto es que este comportamiento podría generalizarse y representar una amenaza para todas las democracias del planeta, cuyo sistema político es el más preconizado y recomendado en lugares donde hay una marcada debilidad e incluso falta de credibilidad de este modelo político.
Desde hace ya mucho tiempo que este periódico advirtió del peligro que encierra la forma equivocada de canalizar las ideas políticas por parte de la ultraderecha, porque es que para ella las elecciones sólo tienen sentido cuando permite que tenga ganancia de causa, cuyo método de no estar de acuerdo con el contrario, constituye una aberración que lesiona el estado de derecho y la democracia.
Detener estas conductas antidemocráticas, que envían el mensaje de que es la única que tiene el derecho de ganar elecciones y gobernar las naciones es la ultraderecha, es de primer orden por lo que representa ponerle una camisa de fuerza a los ciudadanos y eliminar las opciones que deben existir en todo proceso electoral.
Se debe advertir que tanto Donald Trump como Jair Bolsonaro son dos malos, muy malos ejemplos, para los sistemas políticos que operan en el marco de la pluralidad que actualmente prevalece en todas las naciones y entonces es vital que haya una respuesta que detenga estas desviaciones que ponen en peligro el sistema democrático.