Análisis Noticiosos
La Reforma Fiscal: Una Consecuencia del Endeudamiento y la Corrupción
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Por José Cabral
La República Dominicana, lamentablemente, está atrapada por una corrupción que se traga prácticamente todos los recursos que produce el sistema impositivo nacional, lo que genera que cada cuatro años las nuevas autoridades sacrifiquen a los que menos tienen para supuestamente mejorar la economía.
La deuda pública, principalmente la externa, ha convertido a la República Dominicana en una exportadora de capitales netos, lo que provoca desestabilización de las finanzas públicas, déficits fiscales, disminución de la inversión pública e insatisfacción de las necesidades sociales y presión para el aumento de la carga impositiva.
Esta política de endeudamiento elimina puestos de trabajo existentes y potenciales, lo que dispara a su vez la deuda interna y crea tensiones y conflictos sociales en virtud de la pérdida de la esperanza y de oportunidades.
La deuda externa, cuya mayoría se va en el barril sin fondo de la corrupción, es también un mecanismo tan complejo que puede conducir a una colonización económica real.
Son innumerables los argumentos de la mayoría de los funcionarios del gobierno de que la presión tributaria de la República Dominicana no supera el 13 por ciento y que en consecuencia está muy por debajo de los demás países latinoamericanos e incluso de muchos altamente desarrollados, lo que constituye una insensata manipulación.
De cualquier modo, si se admitiera como buena y válida esta afirmación, habría que agregar que una cosa es la tributación formal y otra es la informal, aquellas que no están consignadas en una ley impositiva y que la ciudadanía tiene que asumir para poder sobrevivir en un país lleno de problemas de diferentes tipos.
No se puede adelantar qué podría pasar en el país, pero lo que si se puede afirmar es que la gente ya no aguanta más, pese a que la República Dominicana está llena de ciudadanos que se han vuelto más que tolerantes frente a las tropelías de sus gobernantes.
Lo que más lástima da es que mientras se introduce una nueva reforma fiscal, mecanismo de captación de ingresos que castiga a los que menos tienen, los altos funcionarios del gobierno se pasean por las calles del país en vehículos de lujo y de alto cilindraje, los cuales provienen de un mal uso de los recursos del Estado.
Tolerar otra reforma fiscal en medio de una corrupción generalizada como ocurre en la actualidad en la República Dominicana es una especie de condena de muerte para las grandes mayorías nacionales.
Las próximas horas y los días por venir serán el mejor diagnóstico de un pueblo que muchos han llegado a la radical conclusión de que está totalmente alienado o si en cambio éste despertara de un sueño que lo proyecta como el enfermo que no puede valerse por si mismo porque debe estar permanentemente anestesiado hasta que le llegue lo peor:
La Muerte.