Análisis Noticiosos
La República Dominicana ya es un Infierno.
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Por José Cabral
El país es una verdadera caldera que podría pensarse que estallaría en cualquier momento, tanto así que hay una suma de problemas que van desde una profunda crisis económica, caracterizada por un déficit fiscal y la segura creación de nuevos impuestos, hasta un pantano moral que enloda a todos los protagonistas de la vida empresarial, gubernamental o estatal y a la gran mayoría de los sectores que conforman la vida nacional.
La República Dominicana literalmente hablando coje fuego por los cuatro puntos cardinales, donde respirar aire puro es prácticamente imposible, donde se han perdido los valores morales y éticos y la contaminación ambiental genera una temperatura adecuada para un buen horno para cocinar cerdos o cualquier otro animal similar o diferente.
Es como si no existiera paraíso y sólo un infierno más caliente que el que existe en la leyenda del diablo, así como se oye, se trata de nada más y nada menos que el fuego satánico, donde sólo se habla de cosas diabólicamente malas.
Cuando no es una estafa, pública o privada, fraude o atraco a mano armada, se trata de un crimen horrendo que conmueve la conciencia nacional o de una temperatura que muchas veces se debe soportar de cualquier modo, porque si se apaga el aire acondicionado se abura, para utilizar un termino muy popular, y si lo deja encendido termina con un infarto por la gran cantidad de dinero que tendría que pagar a Edenorte, compañía del gobierno que tiene como responsabilidad cobrar la energía eléctrica.
Es en realidad un callejón sin salida, donde la presa no importa en que dirección se mueva, debajo de qué cama se esconda, porque ni hablar si se goza del privilegio de tener un automóvil y comprar combustibles a precios insoportables, pero eso también es parte de la vida infernal de los dominicanos.
Es una vida en la que no basta rezar, porque hasta los templos de muchas iglesias arden como el peor de los infiernos, donde la complicidad y la corrupción son partes de las hostias que se ofrecen en las misas.
Todo es candela pura, un fuego devorador, donde en definitiva se salvará el que más sepa nadar en las aguas sucias y turbulentas, en cuyos causes no pueden entrar los puritanos ni los respetuosos de las normas legales y los mejores patrones sociales.
El que llega al territorio nacional debe ser precavido para que no termine derretido por el calor inaguantable o por los vientos peligrosos del narcotráfico y de la delincuencia con violencia que arropa todo el país.
El demonio está presente en todos y cada uno de los rincones de las nobles tierras dominicanas, donde vivir en paz es un sueño irrealizable que provoca lágrimas y dolor, mientras la gente soporta estoicamente los latigazos de Satanás y se convierte en esclava de sus caprichos.