AGENCIA AFP
A esta situación se suman las inundaciones y temblores de tierra
Naciones Unidas, Estados Unidos.- Niñas violadas, menores reclutados por bandas criminales, casas quemadas. La jefa de Unicef describió el jueves los «horrores» que sufre la población de Haití y pidió al mundo que no se olvide de este país asolado por la violencia.
«Haití se está convirtiendo realmente en una crisis olvidada«, denunció Catherine Russell, unos días después de su visita a Puerto Príncipe.
Unos 5,2 millones de personas, cerca de la mitad de la población, necesitan ayuda humanitaria. De ellos, cerca de 3 millones son menores, recordó.
«Grupos armados violentos controlan más del 60% de la capital y grandes partes de la zona agrícola del país», sostuvo.
«Los haitianos de nuestro equipo en el país me han dicho que la situación nunca ha estado tan mal como ahora: hambre y desnutrición sin precedentes, parálisis económica, resurgimiento del cólera e inseguridad generalizada que crea una espiral de violencia».
A esta situación se suman las inundaciones y temblores de tierra que «recuerdan la vulnerabilidad de Haití al cambio climático y a las catástrofes naturales», precisó.
La jefa de la organización de la ONU que se ocupa de la infancia en el mundo deploró el uso por las bandas armadas de las violaciones «como arma de intimidación y de control».
«Una niña de 11 años me dijo con su dulce voz que cinco hombres la atraparon en la calle. Tres la violaron. Cuando hablamos estaba embarazada de ocho meses y dio a luz unos días después».
Otra mujer le contó que «hombres armados irrumpieron en su casa y que la violaron. Su hermana de 20 años se resistió y la quemaron viva. Después incendiaron la casa».
«Las mujeres y menores mueren, los colegios y locales públicos que deberían ser refugios ya no lo son. El mundo, colectivamente, abandona al pueblo haitiano y si no tomamos medidas inmediatas es difícil imaginar un futuro decente para esta población», lamentó.
Por el momento, el pedido del gobierno haitiano a la ONU para que envíe una fuerza internacional de intervención al país para ayudar a la policía ha quedado en saco roto.
«En tanto que comunidad internacional, no podemos quedarnos de brazos cruzados viendo cómo se desmorona el país», advirtió.