Sociedad sometida a proceso de desaparición de valores consustanciales a la dominicanidad.

Por Elba García

Desde hace algunos años que este periódico ha abordado la tendencia de la sociedad dominicana a ser menos solidaria y mucho más cruel, cuyo fenómeno es encontrado en la cotidianidad.

El primer elemento que comenzó a enviar el primer mensaje de la deshumanización fue la sustitución de valores por antivalores como resultado de la llegada arropadora de la corriente de la economía conocida como neoliberalismo, porque de alguna manera se ha promovido la idea de que lo más importante en la vida son, como dice una expresión popular, un peso en el bolsillo.

De igual modo, el neoliberalismo salvaje se llevó de paro valores que nacieron con la República Dominicana y que se practicaban ampliamente durante la llamada economía primitiva, porque en los pueblos y campos del territorio nacional era muy común estar pendiente si el vecino comió y si tomó algún cafecito caliente, principalmente, en horas de la mañana.

El cambio ha sido tan drástico que ni en los pueblos más pequeños y remotos y completamente rurales nadie está pendiente del otro y con el agravante de que no son pocos los que se alegran del fracaso del amigo o el familiar, porque pesan más antivalores como el chisme, el egoísmo, la injuria y la difamación, que por ejemplo la solidaridad, la reciprocidad y la hermandad, lo cual ha dañado las entrañas de la dominicanidad.

Otro perfil que habla contundentemente del proceso de deshumanización de los dominicanos tiene que ver con el hecho de que cuando en cualquier lugar se produce un accidente automovilístico la gente acude no a ayudar a salvar la vida de los heridos, sino a sustraer artículos de cierto valor sin importar que mueran las víctimas.

Asimismo, cuando se produce un accidente de un camión que carga artículos de valor, lo que primero que hacen los que acuden aparentemente a darle la mano al accidentado es apropiarse de cualquier cosa que encuentren en la escena del hecho.

Otro elemento que también refleja el cambio sufrido por el país es que durante cualquier hecho delincuencial las victimas son asesinadas sin piedad, lo cual deja claro que el que interviene en este tipo de ilícito se ha vuelto más sanguinario e indolente.

En la actualidad se ha publicado la información de que 28 envejecientes han sido abandonados por sus familias en diferentes hospitales del país y la localización de ellas hasta ahora ha sido prácticamente imposible.

El valor de la amistad también ha sufrido el impacto de la transformación que sufre el pueblo dominicano, donde además el amor filial y afectivo es algo del pasado, porque lo pecuniario es más importante para la gente que cualquier otra cosa.

Pero el asunto no se detiene con los casos mencionados más arriba, sino que también parece que tiene mucho de veracidad lo que la gente pregona de que ya no hay padres para hijos y lo contrario, hermanos para hermanos ni ninguna otra expresión de que la vida en valores   es más importante que el dinero o los recursos materiales.

La entrada salvaje del neoliberalismo a la sociedad dominicana se ha llevado de paro valores como la solidaridad, la reciprocidad, la hermandad y muchos otros que eran mucho más importantes que tener algún dinero en los bolsillos, porque el calor humano siempre estará por encima de cualquier  mercancía, pese a que el fenómeno parece irreversible en el país, donde se requiere de mucha planificación y organización para contrarrestarlo y de ese modo evitar que el deterioro pueda llevarse de paro los cimientos morales y éticos de la nación.

El chisme, el egoísmo, la difamación y la injuria han tomado tanto cuerpo en la República Dominicana que estos antivalores son el pan nuestro de cada día, los cuales importan más en mucha gente que su propio bienestar espiritual y la felicidad de los que viven en su entorno.