Conecta con nosotros

Periodismo Interpretativo

Las enredadas redadas contra la ley y la civilización

Published

on

Las redadas policiales, inconstitucionales y discriminatorias, constituyen, más que todo eso, una confesión y una evidencia de que aún no se tienen los instrumentos necesarios y suficientes para la prevención y el combate del delito común, hoy aumentado y estructurado.

Los delincuentes han modernizado y sofisticado sus métodos de trabajo y se han vuelto cada vez más ambiciosos y sagaces.

Y la Policía tiene un perfil del delincuente común (porque el de cuello blanco se halla resguardado en el poder y en  senadurías y diputaciones blindadas):

Tiene, el delincuente, que tener cara de pobre y además, tiene que serlo, para a la corta o a la larga, morir en un “intercambio de disparos” a lo mejor realizado por una de esas patrullas delincuenciales que tenemos.

El pueblo llano, que se ve forzado a malvivir entre ellos, los delincuentes, vestir como ellos, hablar y caminar como ellos, sigue resultando simpático cada 20 de mayo de cada cuatrenio para, a continuación, volverse sospechoso y caer en las redes de la Policía. Eso lo hace un objetivo fácil de atacar cuando va a su trabajo y lo sorprende una patrulla de una de las policías mas criminales del mundo, la dominicana, confirmado por múltiples denuncias de organismos serios a nivel internacional, incluidos aquellos dedicados a denunciar violaciones a los derechos humanos que son constantes aquí.

Un estado de derecho verdadero no alienta la discriminación ni las medidas represivas o que muestren a la Policía actuando de manera autónoma porque esa no es su naturaleza ni su misión, como tampoco la de golpear a ciegas.

Los arrestos por simple sospecha corresponden a una época que ese organismo ni ha superado aún.

Y en medio de esos despropósitos, hay denuncias crecientes de que se detiene, bajo la medida torpe del simple aspecto de un individuo, a personas serias, que realizan sus diligencias habituales en las calles.

La conducta policial da a entender que es en sus manos donde descansa la libertad de los individuos, como también sus derechos constitucionales, que son inalienables.

La policía, como ningún organismo del Estado e incluso privado, pueden constituirse en lo que no son, con la agravante de haber conocidos delincuentes que no son tocados porque han amasado influencia, mucho dinero, poder e intocabilidad asegurada en la politiquería y el tráfico de influencia institucionalizado.

La delincuencia que ha adquirido ese grado, millonario, fincado en lavanderías clandestinas o evidentes, camuflada a través de personas conocidas que hacen vida pública diaria, en medios incluso, es más peligrosa para el país y para su suerte, que la de los palomos, la de los roba-gallinas, los huele-cemento y los jóvenes asaltantes.

La impunidad es la peor de las consecuencias de los delitos porque crea eslabones muy difíciles de romper, crea una secuencia jerarquizada de otras impunidades.

Crea esferas de chantaje, se alía al poder público, político, empresarial, y de otras denominaciones.

Y termina por hacerse invulnerable en un país que es un desorden diario de denuncias contradenuncias, confusión, lesionada constantemente y rebasada en sus líneas de defensa de la integridad que le corresponde como nación.

No siempre los peligros que se ciernen sobre la integridad y la soberanía de una nación vienen del exterior.

Si un organismo del Estado no tiene claros sus límites, el país en que ese organismo funciona no ha llegado a un estadio moderno de funcionamiento de sus poderes, comoquiera que éstos se expresen.

Hasta hace por lo menos dos décadas, un jefe policial era a la vez un líder político, un jerarca económico y una autoridad de la mayor confianza presidencial.

Pocos dudan que ha habido cambios de importancia en la percepción del principio de autoridad y de la aplicación de la ley.

Ya la policía no está ideológicamente motivada, los organismos del Estado han cambiado sus métodos políticos, aunque vigilan, incluso con rasgos de ilegalidad a muchos ciudadanos, pero el neotrujillismo que la motivaba en sus incursiones políticas ha sido sustituida.

Incluso, el actual jefe policial, no ha sido mencionado por el rumor público ni en sus actuaciones, como comprometido en actos deleznables, a excepción de las muertes violentas, que constituyen otra muestra de las deficiencias de ese organismo para reducir a ciudadanos que delinquen a los mandatos legales, sin juzgarlos y fusilarlos al margen del derecho.

Cometen un error y afilan cuchillos contra sí quienes otorgan un poder que no corresponde a una institución del orden que aún no ha perfeccionado sus métodos de trabajo y que viene de una depuración interna que no se sabe si ha sido completada.

Lo más cuerdo que pudiera demandarse es la actualización científica de la Policía Nacional que la haga capaz de actualizarse y responder a los retos del crecimiento poblacional, de la sofisticación del delito y de la definición de su papel real de protección ciudadana, no del perjuicio, por actuación indiscriminada contra quienes no lo merecen.

El término redada es correcto, no así su metodología que equivale a lanzar una red a ciegas para atrapar a mansos y cimarrones y producir una posterior depuración que constituye un juicio y una deliberación policial discutibles todavía.

Las prisiones por sospecha de ciudadanos violan la Constitución, que no obliga a ningún organismo a practicarlas y que protege realmente a la población de los excesos del Estado.

Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Periodismo Interpretativo

Los altos niveles de la espiritualidad se constituyen en un dique de contención de la vocación delincuencial.

Published

on

Por Elba García

La sociedad dominicana es amenazada por una descomposición social y ético moral que pone en peligro su integridad  en todos los aspectos, principalmente porque el Estado no está en capacidad de preconizar y promover valores, sino anti-valores.

La posibilidad de contrarrestar en mayor medida el fenómeno de la descomposición social y moral descansa, principalmente, en el Estado porque cuenta con las herramientas para imponer un régimen de consecuencia y de hacer la inversión económica requerida para crear las oportunidades de empleos y disminuir la desigualdad, lo cual ataca una de las razones que más genera, por ejemplo, la delincuencia, como lo es la exclusión social.

Sin embargo, frente a la incapacidad del Estado para diseñar políticas públicas que priorice la inversión social, el papel protagónico para enfrentar el fenómeno recae en las organizaciones que trabajan y conectan con la gente, sobre todo en las comunidades más carenciadas del país, donde tiene nacimiento la vocación delincuencial.

El trabajo, por ejemplo, de las iglesias, tanto católica como protestante, juega un papel decisivo en muchos jóvenes para no caer en las garras de las bandas o de la vocación de una conducta al margen de la ley, porque proporcionan fortaleza espiritual que sin dudas se convierte en un dique de contención para impedir que entre a sus vidas  una inclinación delincuencial.

Está más que demostrado que aquellas comunidades donde hay una mayor  integración a las  labores de las iglesias, sobresale una conducta apegada al respeto de la ley y de mejor convivencia social, donde ésta juega un papel  importante en la formación que se adquiere a través de estas instancias.

La iglesia católica acaba de comprobar en un estudio que la Sierra es uno de los lugares donde menos delincuencia se produce, pero todo el mundo sabe que esos pueblos tienen un fuerte apegamiento a valores cristianos desde los tiempos coloniales, pese a que los niveles de pobreza y analfabetismo son muy altos, aunque no tan críticos como los de otras zonas del territorio nacional.

Sin embargo, otra razón para que tal vez la delincuencia no haya impactado tanto a los pueblos de la Sierra se debe a las remesas que reciben del exterior, principalmente de los Estados Unidos, lo cual se convierte en una válvula de escape para que no se desarrollo la vocación delincuencial.

Pero la revelación al respecto confirma que se hace más que necesario que el trabajo de las iglesias vaya más allá de los templos y toque el corazón de aquellos jóvenes excluidos y golpeados por el desempleo y el hambre y que en consecuencia no escojan el camino equivocado.

La mejor dosis que pueden recibir los jóvenes desorientados y con el solo camino de la delincuencia, el tráfico y consumo de drogas es la espiritual, la cual necesariamente tiene que estar  revestida de un componente profundamente humano.

Esta sería una respuesta que siempre será necesaria y vital para el mejoramiento social, pero hará falta la refundación del Estado que para el restablecimiento de valores también cuente con la fuerza institucional pública y de ese modo incorporar otros elementos importantes como los medios de comunicación y el sistema educativo nacional, a fin de que el esfuerzo sea tan integral como el mal que nos aqueja.

Se impone una gran jornada nacional, pueblos por pueblos, para trabajar por una transformación total de aquel que ve la vida sólo desde la perspectiva del dinero, pero que ojalá se puedan incorporarse recursos a través del Estado para además crear empleos y mejorar las condiciones de vida de la gente.

Sólo de esa manera podría producirse  una verdadera transformación social y convertir a la República Dominicana en una sociedad más habitable y humana, donde la delincuencia y la degeneración sea un fenómeno aislado y no general como pasa actualmente.

Continue Reading

Periodismo Interpretativo

Será la frontera la excepción en corrupción en la República Dominicana?

Published

on

Por Elba García

La emigración haitiana, con implicaciones socio-económicas como prácticamente todas en el mundo de hoy, continuará aunque el Gobierno haya anunciado una serie de medidas en la frontera para evitar la entrada ilegal desde el vecino país.

La llegada masiva de haitianos ha creado una verdadera alarma nacional, sobre todo porque en opinión de muchos esta inmigración implica un aumento de la delincuencia y la promoción de una serie de enfermedades que son consustanciales a la pobreza y que afectan a pueblos como el haitiano.

El presidente de la República anunció un aumento de los militares que vigilan la zona fronteriza e incluso la medida habla de la incorporación de drones para monitoreal al haitiano hambriento que tiene como norte establecerse en el país.

La migración haitiana tiene un componente que forma parte de una cultura como la corrupción, ya que la entrada de éstos está determinada porque hay de por medio el pago de un peaje a los responsables de vigilar la frontera.

El hecho de que haya un elemento prácticamente cultural en el pueblo dominicano que motiva esa inmigración haitiana, permite colegir que es un problema no tan fácil, aunque no imposible, de detener.

Lo primero que habría que analizar es si el presidente de la República Dominicana, licenciado Danilo Medina, tiene moral para exigirles a sus subalternos lo que él y su Gobierno no pueden dar.

La pregunta que se impone es si podrán los militares de la frontera parar el cobro del peaje a los haitianos ilegales si quien se lo pide anda en lo mismo en otras instancias de la administración pública?

Realmente tiene moral un presidente involucrado en el caso Odebrecht y en otros escándalos para pedir que la frontera y los encargados de vigilarla sean éticos y decentes?

Podría el Gobierno pedir un cambio en la actitud de los militares que cuidan la frontera, mientras el presidente nombra como cónsul a un traficante con haitianos ilegales?

Se trata de un mensaje dual, porque con palabras se expresa preocupación por el fenómeno, pero con los hechos se promueve.

Es una doble moral que su fin no será otro que el fracaso.

El otro elemento es que la inmigración, incluida la haitiana, está motivada en el hambre y la pobreza y no hay muro que la detenga, no importa que sea físico, institucional o de cualquier otra índole.

Mientras los funcionarios hacen fiesta con los recursos públicos, los militares de la frontera harán lo mismo para permitir la entrada no sólo de haitianos ilegales, sino de todo lo demás, como drogas y el contrabando de mercancías.

Que nadie se llame a engaños con las palabras huecas del presidente Danilo Medina, experto en la simulación y la mentira.

Continue Reading

Periodismo Interpretativo

Líderes de las izquierdas que usan como herramienta las armas de la derecha.

Published

on

Por Elba García

Son varios los líderes latinoamericanos que luego de llegar al poder se convirtieron en híbridos, porque a pesar de que se vendían como una cosa en realidad eran otra.

El mejor ejemplo es Ignacio Lula da Silva, quien cuenta con dos condenas judiciales y está al borde de terminar en la cárcel por corrupción como consecuencia de aliarse a la derecha y promover un neoliberalismo desde el poder que no encajaba con su proyecto político original.

Lula da Silva fue rechazado por el ala más radical de su Partido de los Trabajadores (PT), ya que ese sector no le perdonaba su coqueteo con grupos económicos que apoyan su crecimiento en la corrupción y en las malas artes para depredar patrimonios públicos.

 

Elías Antonio Saca

El proyecto político de Lula da Silva  a pesar de sus logros en el gobierno, porque sin dudas los hubo, se desnaturalizó a tal punto que hoy éste es un ejemplo a tomar en cuenta como protagonista de una corrupción que lo marcó para siempre y que le quita moral para criticar el flagelo que ha sumergido en la miseria a los pueblos latinoamericanos, como lo es la corrupción administrativa.

Sin embargo, las izquierdas latinoamericanas se resisten a ver los pecados de uno de los suyos y en cambio recurren a la acusación de que se trata de una persecución de la derecha.

 

 

Jorge Glas

Lula da Silva sólo depende para hacer su entrada a la cárcel de solicitar la no ejecución de la sentencia mediante una figura que consiste en una explicación de la misma y de interponer un recurso de amparo ante la Suprema, cuyos especialistas observan muy pocas posibilidades de éxitos del otrora obrero metalúrgico.

 

 

 

Francisco Flores

Ese triste cuadro no exclusivo de la izquierda brasileña, sino que igual descrédito se ha producido con la de El Salvador, donde el primer presidente de izquierda, Mauricio Funes, está en el exilio por acusaciones de la comisión de actos de corrupción mediante la apropiación de recursos públicos, igualándose a ex presidentes de la derecha como Francisco Flores y Elías Antonio Saca.

 

 

 

Lenin Moreno

Lo propio ha ocurrido en el izquierdista Alianza País de Ecuador de Rafael Correa y del actual presidente Lenín Moreno, ya que por lo menos este último  se ha aliado a la derecha para promover las ideas neoliberales que preconizan los grupos económicos.

 

 

 

 

Otros líderes que llegaron al poder a través de un partido de izquierda, como el de la Liberación Dominicana, que han sido promotores y defensores del neoliberalismo son Leonel Fernández y Danilo Medina, cuyos gobiernos están muy manchados por la corrupción y son abiertamente neoliberales, pasando en la práctica de la izquierda a la derecha, tanto así que su perfil es más conservador que el más radical de esta corriente.

El cuadro que presentan las izquierdas latinoamericanas es definitivamente desconcertante.

Tanto es así, que el propio gobierno chavista aunque promovía y practicaba el anti-neoliberalismo nunca ha tenido una crítica en contra de un híbrido y camaleón como Leonel Fernández, que sabía presentarse como un no alineado en una cumbre en Cuba y luego aterrizaba en Washington como un defensor del neoliberalismo y la derecha internacional.

Todo este panorama ha erosionado la credibilidad de las izquierdas latinoamericanas, cuyas consecuencias no han sido peores porque algunos pueblos están gravemente enfermos fruto de la promoción de una serie de anti-valores que han dejado como secuela el corrompimiento de la gente, que le da más valor a un peso que al aspecto humano de la vida, lo cual se traduce en un problema político porque hemos pasado de una política ideológica a una clientelar y asistencialista.

Las izquierdas ahora no tienen como justificarse, porque además la gran mayoría de los llamados partidos alternativos, que siempre son más de izquierda que derecha, están seriamente comprometidos con la micro-corrupción promovida por la derecha, por lo menos en lo que tiene que ver con la República Dominicana

Continue Reading

Edificio La República: Restauración No. 138, cuarta planta, Santiago, República Dominicana. Teléfono: 809-247-3606. Fax: 809-581-0030.
www.larepublicaonline.com  / Email: periodico@larepublicaonline.com
Copyright © 2021 Blue National Group