Agencia Efe
BAGDAD.- Una nueva oleada de protestas en Irak para pedir más servicios básicos y el fin del desempleo y la corrupción suma 74 muertos y más de 3.600 heridos en tres días de enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad, sin que se atisbe el fin de este movimiento.
Después de que a principios de mes una semana de manifestaciones con los mismos objetivos se saldase con 157 fallecidos, en esta ocasión la cifra desde su inicio el viernes por la mañana se eleva ya a 74, mientras que los heridos son 3.654, según los últimos datos de la gubernamental Comisión de Derechos Humanos.
Las víctimas se registraron en Bagdad y el centro y sur del país, la mayoría por gases lacrimógenos y disparos de los guardias de seguridad de las sedes de partidos políticos que los manifestantes trataron de asaltar.
Según un comunicado de la comisión, durante los disturbios al menos 90 edificios públicos y privados resultaron dañados o fueron quemados y 158 personas fueron detenidas, la gran mayoría durante el desalojo de sentadas en la provincias surorientales de Basora y Di Qar.
De ellos, 123 han sido ya puestos en libertad.
Se trata de la reanudación de las protestas registradas a principios de octubre para pedir servicios básicos y más empleo en Irak, además de condenar la corrupción, y en las que murieron 157 personas, la mayoría a causa de la represión policial.
En Bagdad las nuevas manifestaciones se concentraron una vez más en la céntrica plaza Tahrir, donde resonó el cántico de lemas como “Todos son ladrones” o “Los hermanos suníes y chiíes jamás vamos a vender la patria”.
Estudiantes universitarios y de secundaria, que declararon esta mañana una huelga espontánea a través de las redes sociales, también se manifestaron en las adyacentes plazas Tayarán y Al Julani, donde ondearon la bandera iraquí y pidieron un cambio de Gobierno.
También se opusieron a la corrupción y corearon consignas reclamando reformas.
Las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos para evitar que los manifestantes llegaran al puente Al Yumhuriya, que une Tahrir con la Zona Verde, donde se ubican edificios gubernamentales y embajadas.
Una fuente del Ministerio del Interior iraquí dijo a Efe que el número de manifestantes en esta zona aumentó significativamente al anochecer, cuando varios grupos trataron una vez más de llegar al puente y fueron frenados por las fuerzas de seguridad.
Los choques causaron asfixia entre los manifestantes por la inhalación de gases.
La fuente señaló que las provincias de Basora, Babilonia, Maysan y Di Qar también vivieron hoy protestas, si bien aseguró que no se produjeron enfrentamientos violentos.
Para evitar disturbios, se han reforzado las medidas de seguridad en la capital y se ha cortado el acceso a las principales carreteras que conducen al puente Al Yumhuriya, dijo a Efe un oficial del departamento de tráfico, Essam Ibrahim.
El Gobierno iraquí también desplegó en Bagdad Fuerzas Antiterroristas, un cuerpo de élite, para “proteger las instituciones de vándalos”, anunció en Twitter el Aparato de Lucha contra el Terrorismo.
Ayer el primer ministro iraquí y comandante general de las Fuerzas Armadas, Adel Abdelmahdi, ordenó el despliegue de este cuerpo en el sur de Irak para responder a las protestas, que desde hace tres días piden más servicios básicos y oportunidades laborales.
Las Fuerzas Antiterroristas son un cuerpo fundado en 2007, independiente del Ejército y la Policía, vinculado directamente a la oficina del primer ministro y comandante general de las Fuerzas Armadas.
A lo largo de los últimos años se encargaron de liberar diferentes zonas del territorio iraquí ocupadas por el Estado Islámico (EI).
Las movilizaciones continúan pese a las promesas de cambio del Gobierno.
Por su parte, el clérigo chií Muqtada al Sadr, con una gran influencia en el país y quien de cierto modo dio luz verde a las nuevas protestas, aseguró hoy que el movimiento se dirigió contra “todos los asuntos que fueron mal” y que las fuerzas de seguridad deben proteger al pueblo y no a los “corruptos”.
El Comité Ministerial Supremo formado para investigar la muerte de civiles durante las manifestaciones de principios de octubre indicó en su informe final que 157 personas, entre ellos ocho miembros de las fuerzas de seguridad, perdieron la vida en aquellos incidentes. EFE
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