Por Miguel Guerrero
Las réplicas de ese terremoto podrían cambiar el escenario electoral y descartar probablemente la potencial candidatura que a la fecha parece más probable en el escenario oficial, dejando al partido de gobierno sin una opción con chances reales de competir con fuerzas de oposición avanzando hacia una real convergencia. En ese escenario probable al Partido de la Liberación Dominicana sólo le quedaría una posibilidad de preservar el poder, con las garantías económicas y legales que ello supone para muchos de sus dirigentes. Me refiero a la reelección del presidente Medina, cuyos niveles de aceptación siguen, de acuerdo con las encuestas, increíblemente elevados, a despecho de los graves problemas económicos y al gigantesco pasivo social que la república arrastra desde su nacimiento.
Tal posibilidad chocaría con la prohibición constitucional que impide el ejercicio presidencial por dos períodos consecutivos y la aparente dificultad que conllevaría modificar esa restricción. Pero en una situación de incertidumbre ante una inminente pérdida del poder, la mayoría oficialista en el Congreso podría verse inclinada a dejar atrás sus diferencias internas y unir fuerzas para restaurar la fórmula de dos mandatos y no más, cuya alteración no fue más que el fruto de la ambición de alguien que aún aspira a un regreso vitalicio.
Artículo publicado originalmente en el periódico El Caribe