La vista pública convocada por la fiscal del Distrito Nacional, Yeny Berenice Reinoso, pareció más un espectáculo de mal gusto y muy bien calculado para que un grupo de irracionales vociferaran consignas en favor del sinvergüenza de Leonel Fernández.
La mayoría de los supuestos abogados leonelistas no son más que recibe cheques del Gobierno sin rendir ninguna labor.
De manera, que se trata de personas sin ningún apego a la ética y la decencia que debe caracterizar a todo ciudadano que ame a su patria.
En este caso no se trata sólo de lo que pueda pasar con Leonel Fernández, sino el precedente que se podría sentar con el enjuiciamiento del descarado ex-presidente, lo que podría implicar incluso que muchas de las irregularidades que hoy se cometen desde la función pública reciban un fuerte y serio cuestionamiento.
A pesar de que resulta muy poco probable que Leonel Fernández sea enjuiciado, por lo menos se envía el mensaje de que hay sectores en la sociedad dominicana que no están dispuestos a tolerar la malversación y hurto del patrimonio público.
Tarde o temprano Leonel Fernández tendrá que recibir su recompensa por la forma deshonesta en que ha manejado el Estado en los últimos años, lo que niega los principios boschistas, los cuales descansan en una plataforma de ética política.
Se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que Leonel Fernández es de lo peor que ha pasado por el Estado dominicano, cuya acción ha terminado legitimando al neo-dictador Joaquín Balaguer, quien murió sin una cuenta de banco.
Lo triste es que todavía parece que este personaje de la simulación y del bajo mundo de la corrupción dará mucha agua que beber, porque controla, sin ninguna duda, al Partido de la Liberación Dominicana y al Estado.
El gran poder que hoy concentra Leonel Fernández es el resultado del gran atraso que afecta a la sociedad dominicana, donde cualquier energúmeno se encarama fácilmente en la cumbre del Estado, porque la carencia de conciencia social, como consecuencia del poco desarrollo de las fuerzas productivas, no permite que el que se privilegia con esa sociedad de pasos para lograr su perpetuación, naturalmente nos referimos a los empresarios, y mucho menos existe una posición de clase de los que podrían definirse como obreros.
Por esas y muchas otras razones en la República Dominicana cualquier vivo, sin la más mínina formación, se podría convertir de la noche a la mañana en presidente de la República y poner el poder del Estado a su servicio individual, exactamente como ha hecho Leonel Fernández, Hipólito Mejía y muchos otros que han acumulado poder y fortuna desde el sector público.
Es una pena que así sea.